En la adolescencia hizo sus primeros pinitos en el mundo de la pasarela, que luego compaginaría con la carrera de periodismo y con apariciones puntuales en televisión. Nosotros la pusimos cara cuando alcanzó el estrellato como azafata del mítico ‘Uno para todas’ en Telecinco, y desde entonces su vida estuvo enfocada a la pequeña pantalla, convirtiéndose en uno de los rostros más exitosos de los años 90. Pero la vida de Raquel Meroño cambió drásticamente cuando nacieron sus dos hijas, invirtiendo todo su tiempo en ellas y en crear su núcleo familiar en una villa de Bali, fuera de los focos. En este vídeo puedes ver cómo son Daniela y Martina, las mellizas de trece años hijas de Raquel.
Las pequeñas son fruto de su matrimonio con el empresario y hostelero Santi Carbones, con el que se separaría de mutuo acuerdo tras diez años de relación. Ambos han demostrado que conservar una buena sintonía tras un divorcio es posible, sobre todo si están dos niñas y varios negocios de por medio. A través de sus redes sociales, Raquel ha mostrado cómo es su día a día con las mellizas, con quienes pasó el confinamiento entre bailes y divertidos vídeos. "Lo que pasa cuando el encierro es con pre adolescentes…", aseguró en su momento.
La pareja pasaba por el altar en 2011 en Indonesia, en una ceremonia de lo más exótica por el rito balinés, cinco años después de que se convirtieran en padres de estas dos gemelas, que ahora tienen 14 años. “Con Santi he acertado de lleno, he tenido mucho ojo”, aseguraba haber conseguido a la persona perfecta para hacer frente a la maternidad. La prensa los consideraba una de las parejas más estables del panorama social. Se compenetraban a la perfección y ante las cámaras parecía todo ir de maravilla. Pero, desgraciadamente, las cosas finalmente no saldrían como ambos esperaban.
Unos años después, en 2018, el “desgaste fruto de los roces de la convivencia tanto en el trabajo como en casa” les condujo a la ruptura. “No tengo nada que decir (…) Sigo teniendo una familia muy guapa y muy hermosa”, explicaba con la discreción que le ha caracterizado siempre a este empresario. Por su parte, la intérprete afirmaba estar “de maravilla” y que seguía compartiendo junto a él “casa, familia y trabajo”. “Cuando hay buen rollo no cabe otra opción. Se acabaron las ganas de estar en pareja. Y se acabó el amor pero no pasa nada”, quitaba hierro al asunto en Diez Minutos, “nos sigue apeteciendo hacer cosas juntos por las niñas”.
Lejos de lo sentimental y en su faceta menos conocida, Raquel y su ex también se han aliado como socios, abriendo durante su relación Rock and Loft, una empresa dedicada exclusivamente a eventos y localizaciones. El todavía matrimonio puso su esfuerzo en fortalecer esta compañía y conseguir hacerla rentable. Pero esta no ha sido su única inversión viable. En el año 2016, Raquel y Santi aúnan sus fuerzas y montan un chiringuito en Tarifa, ‘Carbones 13’. Un popular y lujoso local ubicado en las playas de esta localidad gaditana al que han asistido futbolistas, presentadores, actores y artistas varios. Diversos negocios en los que tuvo que invertir mucho dinero y que realizó con vistas a un futuro mejor para sus hijas.
Su ruptura no ha cambiado nada. Los dos siguen unidos e inculcando valores a sus hijas. “Hay veces que estamos todos juntos, somos familia. Es lo que hay que hacer: tener buen rollo para ti y sobre todo por respeto a los niños que los hemos traído al mundo para enseñarles el respeto y el amor”, exponía la situación tras anunciar a los medios que ya no formaban un matrimonio. “Hay que ponerles las pilas y enseñarles que las cosas aunque a veces no te apetecen, hay que hacerlas. Al final cuando siembras, recoges”, reflexionaba finalmente. En cuanto al amor, Raquel parece estar abierta a lo que tenga que llegar, pero por el momento prefiere estar sola. “Déjame, que he salido de un matrimonio muy largo”, confesaba entre risas cuando le hacían la pregunta del millón.