Comenzó en el mundo de la interpretación siendo muy joven y al cumplir los 13 años ya había ganado su primer Goya. Juanjo Ballesta reconoce que su carrera profesional está llena de altos y bajos en el camino y no tiene problema en trabajar “de manitas” cuando las cosas se ponen complicadas. Más allá de su profesión, el actor tiene claro que su vida es su familia - a la que puedes conocer en este vídeo - y superar los problemas económicos no ha sido fácil debido a la situación que ha provocado el coronavirus.
“Últimamente no soy muy amigo de la suerte. Antes sí, me daban el Goya y La Concha de Plata, últimamente ni me llaman, con eso te digo todo”, confesaba el actor en una entrevista para Lecturas. Aunque lleva toda su vida trabajando en el mundo de la interpretación, Juanjo Ballesta ha tenido algunas rachas en las que ha tenido que dedicarse a otra cosa para poder generar ingresos. Desde hace años vive en una casa de campo con piscina, huerto y animales en El Viso de San Juan, en Toledo, y tanto él como su mujer, Verónica Rebollo, se dedican a la granja.
Los últimos meses han sido especialmente complicados para ellos, ya que el confinamiento les impidió trabajar. El actor ha podido tirar de los ahorros que tenía, pero reconoce que gracias a su nuevo proyecto profesional puede continuar ingresando. “Muchas veces me ha embargado Hacienda y he dicho: ‘¿por qué?’ Por la declaración de 2008, que no la hice”, admite el actor en el medio citado anteriormente. "Hace poco tuve que pagar, soy un desastre por cosas así", aseguraba. Aunque ha vivido algún que otro bache económico del que habla sin tapujos, Ballesta cuenta que siempre se ha “recuperado” y nunca ha llegado a quedarse sin dinero.
Siempre se ha definido como un chico inquieto y muy nervioso. Y eso le ha pasado factura. Desde que era joven le dijeron a su madre que debía medicarle porque “los nervios le iban a hacer perder la cabeza”, y fue la hiperactividad diagnosticada la que le provocó un infarto en el fémur que aún hoy le traer secuelas. "Me tuvieron que operar, me quedé paralítico dos años. Cuando llueve, no puedo ni andar”, recordaba en una entrevista.