Cuatro años han pasado ya desde que Lucas llegó al mundo. Una corta pero intensa vida en la que el hijo pequeño de Iker Casillas y Sara Carbonero se ha convertido en “la revolución” del clan. Algarve, Cerdeña y Navalacruz, por este orden, han sido los lugares en los que celebró sus tres primeros cumpleaños. Y ahora le ha tocado soplar las velas en Oporto, en medio de una pandemia en la que, a ojos de su madre, ha demostrado una vez más ser un “superhéroe”.
La periodista, que estos últimos días se ha convertido en noticia por ser un ejemplo de lucha contra el cáncer, le ha querido escribir una profunda carta en la que va desvelando lo mucho que ha aprendido de él en este tiempo. Disfrutar de “todas esas cosas pequeñitas que en realidad son las más grandes”, algo que ha repetido desde que le diagnosticaron la enfermedad, es algo que copió de él. Pero hay más.
El deseo de Sara es que el tiempo se pare y su segundo hijo le siga “pidiendo cosquillas en la espalda y en las manos para dormirte, enamorándonos con tu risa pillina y auténtica, siendo testigos de tus carreras al sprint con las manos detrás , ‘modo Sonic’, pensando que puedes cambiar el mundo con un palo de cualquier parque haciendo las veces de varita de Hogwarts”.
Lucas Casillas se imaginaba muy diferente el día de su cuarto cumpleaños. Estos últimos días, “aunque ya nos hayamos acostumbrado”, el pequeño le preguntaba todas las mañanas a su madre cuándo terminaría esta pandemia “para invitar a los amiguitos del cole”. La respuesta de Carbonero siempre era que sí, “sin saber muy bien cuándo llegará ese día”. Una incertidumbre con la que, para su sorpresa, el niño siempre se “queda conforme”. Por suerte, sus deseos han podido cumplirse y hoy estará rodeada de sus compañeros mientras le cantan, en esta ocasión, los ‘parabéns’.
“Me resulta sorprendente a la vez que alentador comprobar cómo los niños, tan chiquititos, han interiorizado y asumido una situación que sigue frustrando a muchos adultos”, ha reflexionado Sara Carbonero en esta publicación donde, además, ha compartido la conversación textual que ha tenido con el hermano de Martín esta misma mañana:
“Hoy, al despertarse, me ha dicho que ya era muy mayor, porque con dos años no le gustaba el huevo frito ni los champiñones, ahora sí. ‘¿Qué más cosas no hacías con dos años y que ahora ya consigues hacer?’, le he preguntado. ‘No hablaba bien, mamá, entonces ya pensaba que te quería mucho pero no te lo podía decir”. Hoy en casa de los Casillas Carbonero vuelven a “celebrar la vida”, esta vez la del pequeño de la familia, tras un año cargado de altibajos en el que tanto Iker como Sara han sabido reponerse.