2020 no está siendo un año fácil para Tamara Gorro. La presentadora comenzaba el año con la lesión de su marido, Ezequiel Garay, y el ingreso de su hijo Antonio. Posteriormente, el positivo en coronavirus del futbolista hizo que, por precaución, se separasen de sus hijos durante dos meses. Hace solo unos días, el incierto futuro profesional del futbolista hacía que Gorro denunciase una campaña de desprestigio contra él. Y hace solo unas horas, la extronista ha tenido que enfrentarse a un nuevo varapalo.
Su abuela, a la que Tamara llama cariñosamente 'yaya' ha sido ingresada. La propia Tamara ha sido quien ha dado la noticia a su más de millón y medio de seguidores a través de sus stories de Instagram. Las causas del ingreso no se han detallado, pero Tamara ha aclarado que, a priori, no tendría que ver con la COVID-19, aunque sí le realizarán la prueba.
Visiblemente abatida y desde el despacho de su casa en Valencia, Gorro ha contado cómo ha sucedido todo. La tronista había estado disfrutando de una tarde con un grupo de amigos. En su Instagram, sus seguidores habían podido verla arreglándose durante la tarde, y hasta agradeciendo el trato al restaurante en el que había cenado. "Y, de repente, cuando parece que todo está terminando y te vas a casa con esa buena energía, te llaman", ha comenzado Tamara.
Tras comunicarle el ingreso, la presentadora se ha venido abajo: "Toda esa alegría y esa felicidad se van a la mierda en un segundo", ha reconocido. Al varapalo inicial, se suma la incertidumbre. Su abuela no llevaba su móvil encima, por lo que a Tamara y su familia les faltaba información y novedades sobre el estado de su 'yaya'. "No sabíamos nada de ella, y como le pasa a todo el mundo: no te dejan pasar, no sabes nada", ha relatado. Finalmente, le han podido facilitar su móvil para contactar con ella, pero Tamara ha reconocido que no ha descansado durante la noche.
Ha sido por eso que la extronista ha querido sincerarse con su 'familia virtual' sobre cómo está llevando los últimos meses. Y lo ha hecho sin paños calientes: "Pues sí, odio el 2020 con todas mis putas ganas. Perdón por la expresión, pero es lo que siento", ha reconocido. Para remarcar su agotamiento, Tamara ha publicado una imagen en Instagram en la que el año presente aparece tachado: "Termina ya", ha pedido.
Esta no es la primera vez que la abuela de Tamara le genera una preocupación a la madrileña. Hace solo un par de meses, en el momento álgido de la pandemia de coronavirus, la Gorro utilizaba sus redes para denunciar un desagradable incidente sufrido por su abuela en relación con una enfermera. Todo a cuenta de la realización de la prueba del sintrón.
A raíz de la situación, muchas de estas pruebas a personas mayores se estaban realizando en casa y no en los centros de salud, al ser personal de alto riesgo. Pero una jefa de enfermería, de malos modos, intentó que la abuela de Tamara acudiese a su centro. Tras varias conversaciones telefónicas, esta mujer se presentó en casa de la ‘yaya’ sin ningún tipo de protección, tratándola "de muy malas maneras" y afirmando que se había incorporado al trabajo hacía unos días tras dar positivo en COVID-19. “Mi abuela tiene un ataque de ansiedad brutal”, informaba Tamara, que iniciaba los trámites para denunciar lo sucedido entonces.