700 invitados, mucho amor y una gran expectación: recordamos la boda de Amelia Bono y Manuel Martos

La relación de Amelia Bono y Manuel Martos ha ido cambiando a lo largo del tiempo, de ser una pareja pasaron a ser una familia, cuando se convirtieron en padres de cuatro niños. Han pasado por momentos muy buenos y por otros no tanto, como cuando en verano de 2021 anunciaban su separación a través de un comunicado conjunto en redes sociales. 

Una separación que en el momento parecía la mejor solución para todos, para ellos y para la familia que habían formado, que en todo momento fue su prioridad. Sin embargo, el tiempo demostró que las cosas cambian cuando menos te lo esperas y, un año más tarde, la pareja decidía darle una nueva oportunidad a su relación, mostrándose más enamorados, más felices y más seguros que nunca. 

Tanto es así que la pareja incluso salía a celebrar su aniversario de bodas, una velada en la que no dudaron en brindar y que fue la excusa perfecta para celebrar con el mundo que, efectivamente, volvían a estar juntos. Anunciaron la separación en redes y parecía lógico utilizar Instagram para compartir también las buenas noticias. Se cumplían 14 años desde su ‘sí, quiero’, el 27 de junio de 2008. 

La boda en Toledo de Amelia Bono y Manuel Martos

Nada mejor que una boda de tarde si el enlace se celebra en el mes de junio en Toledo. Todo el mundo llegó puntual y pocos minutos después de las ocho, era la novia la que hacía acto de presencia en la iglesia del Hospital Tavera, muy elegante y del brazo de su padre y padrino, José Bono. Dentro esperaba el novio junto a su madre, Natalia Figueroa, que ejercía de madrina. 

La boda produjo gran expectación, nadie quería perderse el enlace del hijo de Raphael con la hija del, por entonces, Presidente del Congreso. Una ceremonia que, tal y como prometía, reunió a lo más granado de la sociedad. No faltó nadie, ni del mundo de la política, ni de la música, ni del espectáculo. Hasta 700 invitados y un amplio número de curiosos se unieron para celebrar el amor de la pareja. El padre Ángel fue el encargado de oficiar la ceremonia, en una iglesia decorada en blanco y verde hielo, gracias a las flores que llenaban el recinto.

El novio lució un chaqué clásico, con corbata de rayas en tonos grises, pero por supuesto fue la novia la que robó todas las miradas, al desvelarse con su llegada uno de los secretos mejor guardados, el diseño de su traje, que corría a cargo de Manuel Mota. Un modelo de alta costura de línea romántica y confeccionado en voile de seda natural, que encajaba perfectamente con la personalidad de Amelia.  

El cuerpo, ajustado hasta la cintura, contaba con un microdrapeado que finalizaba en un bordado, a modo de fajín de organza, contando con un escote de hombro a hombro, femenino y con un toque clásico que contrastaba con la falda, cargada de volantes verticales que daban forma a la cola de tres metros. El velo, en dos capas de tul de seda natural, se sujetaba en la parte de atrás del peinado, que dejaba su rostro al descubierto. Un vestido de corte romántico, para una velada llena de amor que continuaron en El Cigarral del Santo Custodio.