Se cierra una etapa gloriosa para el deporte español. Cuando aún no han pasado ni 24 horas desde que Rafa Nadal pusiese fecha al fin de su carrera como tenista, Ona Carbonell ha convocado a la prensa en la sede del Comité Olímpico Español (COE), ubicada en Madrid, para anunciar su retirada. Un adiós profesional de una crack de la natación sincronizada que, desde que debutó en unos Juegos Olímpicos en 2012, ha traído a nuestro país dos medallas olímpicas, 22 medallas en Campeonatos Mundiales de Natación y 12 en europeos.
Los motivos que hay detrás de esta decisión son muchos. Pero el principal es su familia. Así lo ha expresado en esta emocionante rueda de prensa en la que ha recordado sus mejores momentos bajo el agua. "El valor de poder vivir esta intensidad con lo que es tu pasión y tu trabajo no tiene precio. Siempre me he sentido una afortunada por poder vivir esto: el deporte es duro pero también es absolutamente maravilloso", ha manifestado ante los medios y sus compañeras de equipo, a las que ha calificado de "hermanas".
Justo después de la ovación cerrada con la que ha terminado el acto, Ona Carbonell inicia un nuevo capítulo en el que por fin podrá disfrutar al cien por cien de los suyos. Su nueva vida lejos de las piscinas le permitirá pasar más tiempo con su familia. Esa sobre la que la ganadora de dos melladas olímpicas ha preferido siempre guardar cierta discreción. La que forman su pareja, el exgimnasta Pablo Ibáñez, y sus dos hijos, Kai y Teo, por quienes ha tomado esta difícil decisión.
"Lo hago de forma serena, meditada, agradecida, y tranquila conmigo misma y con la decisión", ha explicado. Pero sin olvidar la enorme tarea pendiente que el deporte mundial tiene con las mujeres en este sentido. "Ojalá mis compañeros y compañeras tengan esta misma oportunidad".
Poco antes de que la crisis sanitaria apareciera en nuestras vidas, a inicios de 2020, la catalana comunicaba que estaba esperando a su primer hijo. Una dulce espera que le obligó a hacer un parón en su profesión para centrarse en su vida personal. “Quiero dedicar más tiempo a mi familia, cuidarla como se merece, y también ampliarla. Como mujer y deportista, conciliar mi vida profesional con la personal implica asumir decisiones como esta y dejar el deporte a un lado temporalmente, sin que esto signifique que vaya a renunciar a mi carrera como nadadora”, anunciaba entonces.
Kai llegaría a sus vidas en agosto de 2020, a menos de once meses de la celebración de los Juegos Olímpicos, por lo que Ona retomó sus esperanzas de ganar la que sería su tercera medalla olímpica en una competición que se vio emplazada por la pandemia. Un objetivo que encaró desde una nueva posición, la de madre deportista, la cual ha tratado de visibilizar aprovechando su gran altavoz. Sus apariciones públicas para defender el papel de las madres deportistas han sido constantes y es una de las grandes abanderadas en esta lucha.
De hecho, el pasado 8 de marzo, se constituía la Comisión Maternidad y Deporte del Comité Olímpico Español, de la que Ona es coordinadora. Un organismo que busca preparar a las deportistas durante el embarazo y el posparto, luchar por la necesidad de que puedan estar cerca de sus hijos pequeños mientras siguen con la práctica deportiva (ella no pudo llevarse a Kai a Japón durante los citados Juegos) o fomentar la conciliación.
Pero su familia y la lucha por los derechos de las deportistas no es lo único a lo que dedicará su tiempo a partir de ahora. Además de a disfrutar, parar y descubrir una nueva vida desconocida para ella ("Llevo 23 años en la sincro, 18 de los cuales en el deporte de élite. Entré con 14 años y desde entonces la sincro ha sido un eje central y prioritario en mi vida"), ya tiene proyectos sobre la mesa que está deseando poder abordar, como continuar desarrollando su colección de bañadores propia o formar parte de proyectos televisivos y gastronómicos a los que por el momento no ha querido poner nombre.