Madame de Rosa es muy conocida por un sector concreto de la población, por todos aquellos amantes de la moda que no se pierden nada de lo que sucede en redes sociales, porque no hay fiesta, evento o encuentro de creadores de contenido que no tenga el nombre de la influencer en su lista.
Otras muchas personas la conocieron en tiempo de pandemia, donde consciente de que toda ayuda es poca, colgó la cámara y los trajes de diseño y se enfundó el pijama de enfermera, profesión que había estado ejerciendo durante muchos años.
Ella no lo dudó ni un segundo y se puso manos a la obra para arrimar el hombro como la que más en un momento en el que hacía falta. Ninguna buena acción queda sin castigo, porque poco tiempo después, era ella la que se contagiaba de la covid y teína que aislarse en su casa para evitar la propagación del virus.
Dos mundos muy diferentes que convergen en una misma mujer, que ha sabido convertir la inspiración y su pasión por la moda en el mejor reclamo para que nadie quiera perderse ninguno de sus estilismos, arriesgados, en ocasiones imposibles, pero siempre con su toque personal.
Hay una parte de la vida de Madame de Rosa que pertenece a las redes sociales. Sus encuentros con amigas y sus citas profesionales son recogidas en su cuenta de Instagram, donde suma ya más de 700 mil seguidores. Hay otra parte de Ángela que le pertenece solo a ella y está relacionada con su familia y los más cercanos a su vida.
Así, poco se sabe de su hijo Romeo, nacido fruto de su relación con Miguel, su marido, con quien se casó en 2009 en una boda celebrada en Ibiza. La influencer es celosa de su vida privada y pocos detalles da al respecto, salvo que su marido es su más fiel admirador, y siempre le apoya en sus proyectos.
De hecho, si las redes sociales de Madame están llenas de sus propias instantáneas, poca o ninguna hay de su marido, algo que explicaba la propia Ángela hace tiempo para las cámaras de Europa Press. "No le gusta salir, lo odia, es el tándem perfecto, a ver, a veces cuesta mantenerlo, pero bueno es su decisión, no le gusta y hay que respetarlo, claro”.
Una animadversión a la parte pública de la profesión de su mujer que no parece ser hereditario o, en caso de serlo, debe tratarse de un gen recesivo, porque Romeo ha salido a su madre. “Es idéntico a mí, le encanta la ropa, los videos, las fotos… Me lo llevo de fotógrafo, de ayudante, de todo. Él me opina, me dice que esto me queda mejor o peor, es maravilloso”.
Aunque Romeo solo haga apariciones esporádicas en las redes de su madre y Miguel sea el gran desconocido para sus seguidores, la empresaria no siempre aparece sola, es habitual verla compartir momentos y fotografías con sus grandes amigos, como Dulceida o Pelayo.