El amor aparece donde menos lo esperas y, en el caso de Julio Iglesias Puga, al que cariñosamente se conocía como Papuchi, y Ronna Keitt, este surgió en la calle. Corría el año 1990 cuando sus caminos se cruzaron en el madrileño Paseo de la Habana, el ginecólogo la vio y se quedó prendado.
Ella, que por aquel entonces ejercía como modelo en nuestro país, iba con una amiga y las invitó a ambas a tomar un café. "En un principio, cuando la conocí, pensé que Ronna iba a ser una relación esporádica, una especie de entretenimiento, como otros muchos que he tenido. Pero me enamoré", comentó Iglesias Puga en su momento.
La pareja comenzaría una relación que siempre llevaron con la mayor naturalidad, sin darle importancia a diferencia de edad entre ellos; Ronna era 48 años más joven que él.
También era diferente su manera de enfrentarse a la fama del doctor. Mientras que él siempre parecía encantado de responder a los medios de comunicación, sonriente y educado, ella se mostraba mucho más tímida, menos acostumbrada a lidiar con la curiosidad de la prensa. A pesar de ello, formaban una sólida pareja.
Decidieron casarse en 2001, en una ceremonia íntima celebrada en Jacksonville (Florida, Estados Unidos), aunque no se supo hasta un año después, tras el fallecimiento de la primera esposa de Papuchi, tal y como recogen en Hola. En 2004 la pareja daba la bienvenida a su primer hijo en común, un niño al que llamaron James Nathaniel y al siempre se ha conocido como Jaime.
En 2005 moría Julio Iglesias Puga, a los 90 años y a causa de una fatal parada cardiorrespiratoria. En aquel momento Ronna estaba embarazada de casi tres meses, en esta ocasión, de una niña a la que llamó Ruth y que nunca llegó a conocer a su padre, con el que habría compartido cumpleaños, el 26 de julio.
Keitt se convertía en la heredera de su marido, quien le dejaba cuatro casas, dos en Madrid, una en Peñíscola y otra en Filadelfia, también heredaba sus empresas.
Viuda y con dos hijos pequeños, Ronna tomó la decisión de mudarse a Jacksonville, donde podía estar más cerca de su familia. Allí vivía su hermana, pero también sus padres, que se habían separado tiempo atrás. Allí se instaló y continúa viviendo, al margen de la fama que un día tuvo gracias a su conocido marido.
Si en un primer momento sí que concedió algunas entrevistas y exclusivas, lo cierto es que con el paso del tiempo ha optado por blindar su vida privada. Eso no quiere decir que haya olvidado su tiempo en España, ni mucho menos, siempre quiso que sus hijos conocieran la cultura de su padre, de hecho ambos son bilingües, y por eso no es raro que viaje con ellos a nuestro país por vacaciones.
Siempre mantuvo una relación cercana con Julio Iglesias y Miranda, “cuando nació Ruth, Julio y Mirando fueron los primeros a los que llamé para darles la noticia”, reveló en su día. Con los nietos de su marido no parece tener el mismo contacto, como reveló Julio José en Lazos de sangre, “Mi padre y Miranda sí tienen contacto con ellos, pero ni mis hermanos (Chábeli y Enrique) ni yo lo tenemos. No me preguntes por qué, porque ni yo mismo sé el motivo”.