Recientemente, varias caras conocidas han puesto sobre la mesa su decisión personal de dejar de beber alcohol. Así, en los últimos días, nombres como los de Mario Casas y su hermano Óscar se han referido a este planteamiento. También lo ha hecho una de las caras más reconocidas y reconocibles del panorama televisivo patrio: Jorge Javier Vázquez. El presentador de 'Gran Hermano' ha hablado en más de una ocasión en el pasado sobre cuál era la relación que mantenía con el consumo de alcohol. Y ahora, en un extenso texto para su blog en la revista Lecturas, ha hablado en profundidad sobre la presión social por seguir bebiendo y el impacto en su día a día.
El de Badalona siempre ha sido claro con respecto a su complicado vínculo con las bebidas alcohólicas. Lo ha hecho en más de una ocasión en su espacio digital en la mencionada publicación, así como, con mayor detalle , en su libro, 'Antes del olvido'. Publicado en 2022, entre sus páginas, Jorge Javier reconocía abiertamente que el alcohol había "controlado" su vida, y que llegó a vivir "atemorizado" por el consumo de esta sustancia que, en sus propias palabras, nunca le sentó bien, pero fue su "compañero de vida" durante muchos años. Relataba entonces que por prescripción facultativa lo había dejado.
Vázquez ha hablado de este pasado y del vínculo con la bebida en su nueva entrada en el citado blog. Así, ha admitido que no concebía una vida sin alcohol, que bebía para evadirse, para salir por la noche, para no pensar, por no estar conforme con su trabajo, con su realidad, o consigo mismo. Se proponía dejarlo, pero nunca lo lograba. Hasta que su psicóloga se lo prohibió y tuvo que tomárselo en serio. Ahora, desde una nueva perspectiva, el catalán se sincera sobre cómo es su vida actual sin beber. Reconoce que pensó que el mundo sería "un lugar mucho menos atractivo", que intentó resistirse, pero "fue en vano".
El presentador explica que se adentró en una realidad "desconocida pero apasionante", en la que se reencontró con sentimientos que habían permanecido "anestesiados". Y acabó llegando a una conclusión: "No hace falta beber para sentirte bien. O para vivir momentos de euforia. E incluso de felicidad", en sus propias palabras. También a más de un aprendizaje: enfrentarse "a pelo" a momentos tristes, y tener que aceptar estados de ánimo sin huir de ellos "en forma de copa". Jorge admite que la vida es "mucho mejor" ahora, con "más matices", pero que no ha sido fácil, ya que estaba muy habituado a beber "porque hemos tenido un buen día". Para Jorge, dejar de beber ha significado "empezar a vivir sin miedo", y ahora es más consciente de lo que quiere y a quien quiere.
En este sentido, se ha sincerado en profundidad con respecto a la presión social que ha recibido en este tiempo. "Cuando dices que no quieres una copa de vino siempre hay alguien que suelta lo de 'venga, va, solo una". Vázquez admite que en ese tipo de situaciones se contiene, pero que le apetecería contarle a su interlocutor que no solo se tomaría una, sino "media docena". "Y que bastante te cuesta no aceptarla como para que venga un brasas a recordarte que ya no bebes porque no lo controlas", ha comentado. En este sentido, califica de "mala educación, egoísmo y escasa empatía" los comentarios y actitudes que se generan ante su decisión de no beber, pidiendo que no se insista a quien dice que no a una copa. "Si supieran la incomodidad que producen aquellos que pronuncian la frase “venga, va, que solo es una" jamás la volverían a pronunciar".
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