Manuel Carrasco dio el salto a la fama tras su paso por ‘Operación Triunfo’ hace más de dos décadas. El de Huelva, de solo 21 años por aquel entonces, enfrentaba una nueva realidad después de abandonar su Isla Cristina natal, donde vivió algunos de los instantes más relevantes de su infancia, entre ellos, el accidente que sufrió y que también marcó su infancia y adolescencia como consecuencia de sus secuelas.
Manuel se ha consolidado como uno de los artistas más reconocidos del panorama nacional, donde con su trayectoria en la industria musical ha aportado temas como Qué bonito es querer o No dejes de soñar. También son varios los aspectos que se conocen de su vida privada, en la que mantiene una relación desde 2013 con Almudena Navalón, con quien dio la bienvenida en 2017 a su primogénita, Chloe, y dos años más tarde a su segundo hijo en común, Manuel Gael.
A pesar del equilibrio que ha conseguido encontrar y del feliz momento que atraviesa el cantante en su faceta profesional y personal, es en esta última donde con solo ocho años tuvo que hacer frente a un episodio traumático tras ser alcanzado por un vehículo mientras jugaba cerca de la carretera: “Estaba todo el día en la calle, era un día de lluvia, estaba corriendo y un coche se me vino, me atropellaron. Fue un susto gordo", confesó a Bertín Osborne en ‘Mi casa es la tuya’.
Además de las secuelas sufridas, que arrastró durante una década y le obligaron a llevar un aparatoso corsé más de dos años, tuvo que lidiar con las críticas de sus compañeros de colegio: "Era incómodo y los niños se metían conmigo, lo pasé mal”, reveló en el mismo espacio. Sin embargo, recordó las muestras de cariño que sí que recibió por parte de algunos de los residentes de su barrio que tenían quioscos, quienes iban a visitarle “al hospital” en el que permaneció ingresado un mes y le “llevaban chucherías".
A los dieciocho, tras muchas revisiones médicas, recibió el alta y “quedó perfecto” según él mismo terminó de explicar en el formato de Telecinco.
También en ‘Mi casa es la tuya’, Carrasco se sinceró acerca de su estilo de vida antes de presentarse al casting que le permitió desarrollar su sueño profesional: “Con veinte años yo tenía la voz muy ronca, fumaba, bebía y lo típico. Yo llevaba muy mala vida, para qué nos vamos a engañar", expresó. Aunque reconoció “no estar preparado” para lo que venía por delante, el artista tomó la decisión de dejar de beber para “recuperar la voz”: “Subí como dos tonos. Llegué como un portento a esa prueba, me preparé una barbaridad", recalcó.
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