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Luján Argüelles: "Mi vida sexual ha sido muy deprimente, sin información vas a ciegas"

Dos veces, en menos de 24 horas, se hizo el test de embarazo. Las dos veces dio muy claramente positivo pero Luján Argüelles seguía sin creerlo. Tenía 37 años, estaba en un gran momento profesional y con una pareja con la que todavía no había planificado un futuro en común. Pero "la vida es incontrolable" y así se lo demostró. "La vida llega y dice se te va a plantificar este problema delante de la cara. Digas lo que digas, sean cuales sean tus prioridades. La vida dirige", reflexiona casi diez años después de la llegada de Miranda, su única hija, y de ese momento que revolucionó todas sus ideas, emociones, intereses y hasta rutinas. "Esto es un problemón, pensé. Y ahora es el gran milagro de mi vida. Llegaba un ser humano que iba a ser la gran maestra de todo".

Ahora, Luján vive al ritmo de esa niña a quien le dedica su último libro, 'El regalo de Miranda', una especie de manual de instrucciones o guía práctica para madres y padres escrita a partir de su experiencia personal y que recoge todas las enseñanzas que le ha dejado esta experiencia. Y cuando decimos que vive al ritmo de Miranda es tal cual: se acuesta a la misma hora que ella, alrededor de las 21.30, y se despierta a las 5 de la mañana para tener un momento a solas antes que inicie una nueva jornada de llevar a su hija al colegio y zambullirse en sus obligaciones laborales.

Pero en aquel momento, cuando supo que estaba embarazada, todo era diferente: "No me había ni siquiera planteado ser madre", reconoce en una entrevista a solas con Divinity. "Es terriblemente sorprendente que una mujer de 37 años ni tan siquiera se lo había planteado, porque ya iba tarde en el calendario de la fertilidad. Tampoco había dicho que no. Ni sí ni no ni blanco... No lo había pensado. Luego, hablando con mi entorno, descubro que muchas mujeres retrasamos el planteamiento de la maternidad, porque queremos desarrollarnos en el ámbito profesional y somos conscientes del stopper que supone en un momento determinado y es por eso que lo vamos postergando".

"Siento culpa por dejar a mi hija para ir a trabajar"

Presentadora, periodista, autora (ya había publicado 'Cenicienta llevaba tacones de 15cm' y 'Aprendiendo a vivir'), triunfó en la televisión de la mano de 'Un príncipe para Corina' y luego con alcanzó el éxito durante varias temporadas al frente de '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', un programa muy divertido que el año pasado regresó a la pantalla de Cuatro. Sin embargo, tal como cuenta en 'El regalo de Miranda', la llegada de su hija la alejó por un tiempo de las cámaras. Esa etapa le afectó en lo emocional, la hizo sentirse poco válida, pero también fue de gran aprendizaje. Y cuando parecía que la maternidad estaba a punto de costarle la carrera, un proyecto en particular le demostró que podía organizarse para volver a trabajar, aunque significara algunas semanas fuera de su casa. A partir de entonces, se enfocó en buscar la conciliación, pero hasta el día de hoy la encuentra "compleja", no porque no tenga ayuda, por algo mucho más difícil de resolver: el sentimiento de culpa.

"Teniendo todo tipo de ayudas alrededor, porque tenía a mi madre y una estructura familiar, cuando la dejaba tenía un sentimiento de culpa, una desazón horrible, lo pasaba muy mal y lo sigo pasando muy mal. Es un sentimiento animal y es muy destructivo. Tengo que estar en batalla todo el tiempo porque no es generoso con respecto a mí, y no es bueno para ella, el modelo de madre que le quiero transmitir es un modelo de madre trabajadora. Pero eso sigue ahí, desde la honestidad debo decir que está ahí, y entonces la conciliación se hace compleja", nos ha contado. Luján Argüelles y Carlos Sánchez Arena, el padre de Miranda, se separaron en 2020. Desde entonces, la custodia es compartida pero han acordado que la niña viva con Luján y cada 15 días esté con el padre, razón por la cual los problemas de conciliación recaen principalmente en la periodista: "Así lo decidimos y estamos felices con el resultado", aclara.

Sin embargo, no puede dejar de levantar la voz por todas aquellas mujeres que no tienen más opción que aparcar su carrera para dedicarse a los cuidados: "Lo dicen las cifras: un tanto por ciento elevadísimo de mujeres aparcan su vida profesional para dedicarlo al cuidado de sus hijos. Lo que me preocupa es que sea una polémica. No entiendo que haya polémica por algo que es así y estamos poniendo sobre la mesa para hablarlo. Me sorprende que me digan que hay una polémica por la maternidad y la educación compartida. ¿Quién se siente agredido porque hablemos de esto? La conciliación es un camino que hemos abierto pero no hemos alcanzado la meta".

El amor, en modo avión

Desde que se separó del padre de su hija, Luján no ha encontrado tiempo para dedicarle al romance. En el libro, 'El regalo de Miranda', explica que se ha puesto "en modo avión" en lo que respecta al amor romántico y que por ahora no ha salido de allí. En la entrevista con esta web, nos ha contado los motivos para mantenerse en ese "modo", que no es casual, es una decisión. Aunque reconoce que le gustaría conocer a alguien, y dice estar abierta, asegura que esa persona "no llega". Tampoco ha incursionado en las apps de citas. "Por ahora".

Para ella todo es una cuestión de prioridades: "No encuentro un aliciente en el amor para renunciar a mi tiempo con mi hija y mis amigas", ha dicho en esta charla.

La educación sexual y emocional que falta en los colegios

Otra de las reflexiones que plantea en el libro - en el que se autoproclama jocosamente "ministra de Educación"- es la falta de educación sexual en los colegios y también la falta de lo que ella denomina una "Sociedad Emocionalmente Sostenible". Tal como nos cuenta, las carencias de información y educación sexual integral desde la infancia tiene graves consecuencias. Para ello se remonta a su propia experiencia: "¿Cómo fue mi educación sexual? Nula. ¿Cómo fue mi vida sexual? Muy deprimente". Lo dice con gracia y con vehemencia para explicar su punto: "No soy psicóloga infantil, no soy sexóloga, ayúdennos con un sistema educativo que abarque las cuestiones fundamentales del ser humano que son: cómo me siento y cómo me reproduzco".