Conocemos su cara más divertida y alocada. Esa es la que Mario Vaquerizo muestra en televisión, sus conciertos y en cada aparición pública que hace. Sin embargo, detrás de esa persona un tanto disparatada y ocurrente, hay muchas cicatrices. Heridas que siguen doliendo y que le han dejado una marca que no se borrará nunca.
Mario Vaquerizo ha tenido que hacer frente a pérdidas muy dolorosas. Su hermano Ángel, Angelito como le llama él cariñosamente, falleció en 2004 a los 32 años de edad cuando una ambulancia le arrolló cuando él circulaba en moto. Su muerte dejó completamente devastada a la familia y a un Mario que regresó a vivir con sus padres para apoyarles en este duro trance.
Cuatro años después, en 2008, tuvo que despedirse de Susie Pop, la verdadera Nancy Rubia, tal y como todos los miembros del grupo reconocen. La artista falleció a los 33 años tras lanzarse al vacío desde el Viaducto de Segovia, situado en la calle Bailén de Madrid. Su muerte dejó conmocionados a todos los integrantes de la banda, que siguen teniéndola muy presente. Finalmente, en 2017 y con menos de 6 meses de diferencia, el artista se enfrentó al fallecimiento de Bimba Bosé y David Delfín, dos de sus grandes amigos.
Mario Vaquerizo ha logrado sobreponerse a todas estas pérdidas porque "nadie quiere quedarse instalado en la tristeza". Ha seguido adelante y tiene una vida plena y feliz en la que es capaz de recordar con una sonrisa a todos aquellos que le se han marchado. "El instinto de supervivencia te salva la vida. El que pierde es el que se muere", ha dicho en una sincera entrevista que concedió hace unas semanas a 'Vanity Fair'.
Sin embargo, todo lo vivido deja una huella que no se borra. Cada año que pasa y tras pasar por esos duros trances, el marido de Alaska es cada vez más feliz y más consciente de todo lo bueno que le rodea. Y eso precisamente es lo que ha hecho que tema a la muerte "cada día más". El artista no quiere perder lo que tiene y de lo que está disfrutando. "Porque cada día soy más feliz. Vivo en autoafirmación constante. Esto no quiere decir que no me encuentre fatal a veces, que no tenga dudas. Pero cada vez me siento más pleno. Me da mucha pena perder ese bienestar", dice el artista, quien por otro lado se muestra tranquilo ante el final. Lo que pase después, ya se verá. "Pero está clarísimo: naces y te mueres. Si vas o no al cielo… ya depende de tu fe".
Pero más allá de la muerte, Vaquerizo tiene un miedo atroz a ver sufrir a los suyos. Ha visto a sus amigos apagarse poco a poco y luchar contra una larga enfermedad y no le gustaría volver a pasar por algo así. "Ángel no lo hizo: lo atropelló una ambulancia. Hasta ese preciso instante fue feliz. Pero mi amigo se fue muriendo en vida por una larga enfermedad, como Bimba. No me gustan las injusticias, pero te voy a ser muy sincero: me preocupan los míos", ha sentenciado la actriz.
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