La taquilla cinematográfica del principio de la primavera se ha visto asaltada por 'Una película de Minecraft', adaptación del popular videojuego que, solo en su primer fin de semana, recaudó más de 300 millones de dólares en todo el mundo. Sus cuatro protagonistas, arrastrados a través de un portal al mundo cúbico del juego, son Jack Black, Emma Myers, el joven Sebastian Eugene Hansen y Jason Momoa, que da el salto al cine más familiar después de una carrera labrada sobre las películas de acción y los superhéroes.
El actor empezó su carrera como modelo y, después, en el spin-off en Hawai de 'Los vigilantes de la playa', en 1999, pero no empezó a despuntar hasta 'Stargate: Atlantis', donde lucía un aspecto algo más similar al del papel que lo haría famoso: Khal Drogo en 'Juego de tronos'. El jefe tribal que, básicamente, compra su matrimonio con Daenerys Targaryen le abrió las puertas del cine más comercial, ya fuera una nueva versión de Conan, el bárbaro, 'Aquaman' en las películas de DC o la adaptación de 'Dune' dirigida por Denis Villeneuve. Momoa siempre ha solido interpretar a héroes fuertes y determinados a ir contra viento y marea y el género fantástico y de aventuras es donde se ha movido más, con series también en su haber como 'Frontera y See'.
Lo que más destaca del actor, que en agosto cumplirá 46 años es, evidentemente, su gran presencia física. Probablemente, fue un factor importante en una pelea en un bar de Los Ángeles, en 2008, en la que recibió un golpe con un vaso de cristal en la cara. Los 140 puntos que tuvieron que ponerle para suturar la herida le dejaron una cicatriz que aún es visible hoy día. Es de las pocas controversias que lo han acompañado en su carrera, si no contamos las declaraciones de la streamer Valkyrae, cuya participación en 'Una película de Minecraft' se eliminó después de que acusara a Momoa de tratar mal al equipo durante el rodaje.
Porque, hasta ahora, el lado más personal del actor estaba marcado por su larga relación con Lisa Bonet, a quien conoció en 2005, mientras estaba prometido con la actriz Simmone Jade Mackinnon. Bonet había protagonizado un sonado romance con Lenny Kravitz, con quien se había fugado el día de su 20º cumpleaños, en 1987, y que es el padre de su hija Zoë, también actriz. Se divorciaron en 1993, pero han seguido manteniendo una relación cordial. De hecho, era bastante habitual que los paparazzi sacaran fotos de toda la familia, incluido Momoa y sus dos hijos con Bonet, en ocasiones especiales. Una de ellas, por ejemplo, fue el día de su boda en 2017, doce años después de haber empezado su relación.
Hasta 2024, cuando se divorciaron, eran una de las parejas más estables de Hollywood y toda una imagen de armonía. La separación tampoco dio titulares más allá de saber que llevaban separados desde 2020 y que ambos compartían la custodia de sus hijos, Lola y Nakoa-Wolfm ya adolescentes. Para entonces, Momoa ya estaba con otra actriz, Adria Arjona, que se había divorciado a su vez de su marido, el abogado Edgardo Canales, un año antes.
Donde el actor incide más fuera de las pantallas es en sus esfuerzos por honrar su legado familiar. Su padre es nativo hawaiano y la población de las islas es de origen polinesio, por lo que Momoa ha participado en, por ejemplo, protestas para evitar la instalación de nuevos telescopios en el volcán Mauna Kea, que es la sede de un importante observatorio astronómico y, además, está considerado terreno sagrado por los hawaianos. Para recordar ese legado, el actor tiene un tatuaje del dios de su familia, o aumakea, en un brazo.
Además de la interpretación, Momoa es un gran aficionado a la música y toca varios instrumentos. De hecho, el año pasado formó una banda de rock inspirada por Metallica y Black Sabbath en la que toca el bajo y cuyo nombre proviene de la expresión maorí para “uy, casi”, Öof Tatatá.
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