Los famosos y los paparazzis. Esa enemistad milenaria que ahora, con el confinamiento, ha ido un paso más allá. Desde que los fotógrafos hicieron de las calles su territorio, pocos vips se han salvado de sus flashes. Gracias a sus objetivos hemos sido partícipes de amores, rupturas, reconciliaciones y discusiones como si estuviésemos presentes en la ‘escena del crimen’. Pero claro, este estado de alarma y la obligación de todos de no salir a la calle ha abierto un debate que Antonio Banderas ha decidido poner sobre la mesa.

“Primera salida a correr tras el confinamiento. Primer encuentro, paparazzis sin mascarilla poniéndome las cámaras en la cara. Seguiré confinado”, declaró públicamente el actor el pasado 2 de mayo, día en el que dio comienzo la famosa desescalada. Este shock tras casi dos meses aislado en su casa generó en el malagueño y en su público tal indignación que ya son casi cien mil las reacciones a su tuit. Pero aunque sea el personaje con mayor altavoz, Banderas no es el único rostro conocido que se ha pronunciado ante una situación de este calibre.

Ante estas declaraciones, otro rostro popular decidió mojarse al respecto. Hablamos del mismísimo Albert Rivera, que en cuestión de meses ha pasado de ser líder de Ciudadanos a carne de portada de revista. ¿El motivo? La relación y posterior paternidad junto a Malú, con la que será padre en cuestión de días.

“La libertad de prensa no puede ser la coartada que algunos irresponsables utilicen para violar el derecho a la intimidad y la libertad de movimientos de un ciudadano español, por muy conocido que sea”, reivindicó. Una queja que tuvo lugar días más tarde de que su pareja mostrase su indignación por los bulos e informaciones que se han ido filtrando sobre su embarazo.

Para dar con la pionera de este movimiento antipaparazzis debemos remontarnos a la era precoronavirus. Una Chenoa concienciada con los peligros que estaban por venir abandonaba la madrileña estación de Atocha. La prensa, antes de que la boda con Miguel Ángel Encinas se cancelase por esta pandemia, esperaba que la cantante explicase cómo iban los preparativos del enlace. Y un gesto cortante pero eficaz provocó que Twitter se le echase encima.

"Si escupes saliva en la gomaespuma, ¿qué hago yo?”, le planteó pidiéndole que respetase la distancia de seguridad. Una postura que mantuvo cuando, a las 20 horas, durante los aplausos a los sanitarios que han trabajado todo este tiempo por salvar vidas, pilló a una persona grabándola desde las inmediaciones de su domicilio. “No me parece ni medio normal, todos en casa. Quédate en tu casa. Tendrías que estar en tu casa”, espetó desde su balcón.

Un discurso similar fue el de Paula Echevarría, acostumbrada al interés mediático por su vida personal. “¿Veis ese coche? Pues me está siguiendo mientras salgo a hacer unos recados”, denunció grabando desde la puerta de su nueva casa. "Entonces yo me pregunto si aquí el confinamiento es solo para algunos o para todos, porque yo creo que cotillear la vida de los demás no es de primera necesidad, es lo que creo, así que un poquito de respeto, espero que por lo menos no se baje del coche y no se me acerque”.

El caso de Elena Tablada fue algo distinto a estos anteriores. La diseñadora se dirigía a la que fue una de sus últimas revisiones ginecológicas antes de dar a luz a su segunda hija, a la que después pusieron de nombre Camila. En el parking de la clínica, a donde acudió entre estrictas medidas de seguridad para proteger tanto su salud como la del bebé, le esperaba un grupo de fotógrafos.