Justin Bieber se ha sincerado con sus fans en una carta abierta que ha compartido en sus redes sociales. El cantante, que lleva un tiempo en tratamiento psicológico por depresión y ansiedad, lleva más de dos años apartado de los escenarios. En un arrebato de sinceridad, Justin ha contado a todos sus seguidores el peso que le ha supuesto ser un ídolo adolescente, sus problemas familiares, el exceso de dinero y su adicción a las drogas. Te contamos los puntos claves de su comunicado.
Justin comienza su carta hablando sobre su situación psicológica actual: “Es difícil levantarte de la cama cada mañana y tener una buena actitud cuando estás abrumado con tu vida, tu pasado, tu trabajo, demás responsabilidades, emociones, tu familia, las finanzas y las relaciones amorosas. Cuando sientes cómo hay un problema y luego otro y luego otro. Un ciclo de decepción tras decepción. A veces incluso puedes llegar al punto en el que ya ni siquiera deseas vivir. Sientes que nada va a cambiar”, asegura el cantante.
Unas palabras que ha enlazado con su infancia y lo que ha supuesto el peso de la fama en su vida: “Veía que tengo coches, elogios, logros, premios y, a pesar de eso, me sentía incompleto. ¿Te has fijado en cuál es el resultado de la mayoría de las estrellas infantiles? Hay una presión demencial y responsabilidad puestas en un niño cuyo cerebro, emociones, lóbulo frontal (el que toma las decisiones) no están desarrollados todavía”, explica.
El cantante ha explicado cómo cambió su vida cuando solo era un niño: “Sabes que no he crecido en un hogar estable, mis padres me tuvieron con 18 años, estaban separados, sin dinero, aún jóvenes y también rebeldes. Como mi talento iba en progreso me convertí en superfamoso y eso ocurrió en apenas dos años. Mi mundo entero dio una vuelta. Pasé de ser un chico de 13 años de un pequeño pueblo a ser aclamado por todos sitios del mundo con millones de personas diciéndome lo mucho que me querían y lo genial que era”.
Justin Bieber también ha hablado del descontrol que supuso ese éxito inmediato a tan pronta edad: “No sé tú, pero la humildad viene con la edad. Oyes esas cosas siendo un crío y te las acabas creyendo. La racionalidad viene con la edad y vas progresando en la toma de decisiones (una de las razones por las que no puedes beber hasta los 21). Todo el mundo lo hacía todo por mí, así que nunca aprendí los fundamentos de la responsabilidad. En ese punto tenía 18 años, sin tener conocimientos del mundo real, con millones de dólares y acceso a todo lo que quisiese”, reconoce el intérprete de 'Baby'.
"Sobre los 20 años tomé la peor decisión que podría haber hecho y pasé de ser una de las personas más queridas y adoradas del mundo a ser una de las más ridiculizadas, juzgadas y odiadas”, asegura el cantante. “Comencé a tomar drogas bastante duras a los 19 años y denigré a todas mis parejas. Me convertí en un resentido, un irrespetuoso con las mujeres que estaba siempre enfadado”. Un problema que achaca a su trabajo: “Creo que es debido a no ser capaz de manejar esos grandes subidones y bajones que van asociados al hecho de trabajar entreteniendo a los demás”, reflexiona el cantante.
“Me volví distante hacia todo aquel que me quería y me estaba escondiendo tras el caparazón de la persona en la que me había convertido. Me ha llevado años apartarme de todas esas malas decisiones, de arreglar las relaciones y de cambiar los hábitos en ellas. Sentí que nunca podría dar marcha atrás”, comenta el estadounidense.
Tras comenzar a enderezar su vida, Justin parece haber encontrado en su esposa Hailey Baldwin, con la que se va a casar por segunda vez en unos días, el apoyo necesario: “Ahora estoy navegando por la mejor etapa de mi vida, el matrimonio. El cual es una nueva, loca e increíble responsabilidad. Aprendes a ser paciente, a confiar, a comprometerte, a ser bueno, humilde y todas las cosas que aparentemente te hacen ser un buen hombre”, termina diciendo Justin.