Britney Spears no ha tenido una vida fácil. A sus primeros años de fama se le sumó una cierta inestabilidad emocional, así como una complicada relación con el alcohol y las drogas. La joven intentó luchar contra todo aquello que el atormentaba, dejando de lado la imagen de niña buena e inocente con la que la conocimos, pero el camino no ha sido fácil...
Debido al complicado estilo de vida de Britney, en el año 2008, su padre, James Parnell Spears, obtuvo su custodia y, por tanto, el control de toda su vida -también en lo que a lo económico se refiere-. Así, Britney dejó toda su vida en manos de su progenitor, que se encargaba de gestionar su carrera profesional y su parcela más privada. Ahora, tras una larga lucha, todo ha acabado.
Cansada y argumentando de que se trata de una situación "abusiva", Britney pidió a un tribunal que se anulara la tutela legal, vigente desde hace trece años, y la causa que le ha impedido tomar sus decisiones de forma propia.
Todo comenzó a principios del 2008 cuando la cantante fue llevada al Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Ángeles, donde se sometió a diversas pruebas de detección de drogas y alcohol, así como una evaluación psiquiátrica. Esto sucedió después de una fuerte discusión familiar.
Tras esto, la artista se quedó hospitalizada, aunque fue dada de alta a los pocos días. En febrero de ese mismo año, James presentó una petición ante la Corte Superior del Condado de Los Ángeles para pedir una tutela testamentaria temporal sobre Britney por sus diversas hospitalizaciones.
Tanto James como su mujer explicaron que eran padres de una hija adulta “en medio de una crisis de salud mental”. Por eso, se sentían “extremadamente decepcionados” al saber que le habían dado el alta. Esto les llevó a buscar la forma de “cuidarla y mantenerla a salvo”. “Existen órdenes de tutela creadas para proteger a nuestra hija que se están ignorando descaradamente”, argumentaron los progenitores.
En enero del año siguiente, Britney, tras muchos meses de recuperación, explicó que debía tomarse una pausa laboral y que quería centrarse en su familia. Además, la decisión de sus padres no le había sentado especialmente bien. En la primavera de 2009, la justicia americana hizo caso omiso a las plegarias de Britney y ratificó que fuera Jamie sea quien se encargase de la tutela de su persona, así como de su herencia.
En agosto de 2020, las cosas fueron tornándose a favor de la cantante. Es en ese momento cuando el abogado de la joven solicitó que James fuera destituido como tutor del patrimonio de la cantante. Aunque la petición quedó desestimada, Britney no cesó en su lucha.
Poco después, la cantante hizo público que, durante años, había sido obligada a actuar, a usar métodos anticonceptivos y a tomar medicamentos contra su voluntad. Con todo, el pasado 30 de septiembre llegó la noticia que tanto deseaba: su padre dejaba de ser su tutor legal. Aunque eso sí, esta decisión había sido tomada con unos matices.
Esta libertad conlleva que John Zabel se convierta en su tutor temporal y que Jodi Montgomery seguirá ocupándose de los asuntos personales de la artista. De esta manera, Britney podrá intentar seguir con su vida.