Hacer deporte es fundamental para tener una buena salud y lo recomendable es practicarlo durante todo el año. El principal problema está en entrenar cuando llega el verano y las temperaturas se disparan, sobre todo cuando se producen las temidas olas de calor. Lo cierto es que si hacemos deporte en casa o en un gimnasio bien climatizado es más fácil hacer frente al calor. Pero cuando es al aire libre, hacer deporte durante una ola de calor conlleva peligros. ¿Significa esto que hay dejar de entrenar esos días? Si tomas ciertas precauciones y conoces las señales de alerta, sí puedes. Lo importante es que no corras riesgos y te adaptes a las altas temperaturas.
Cuando hacemos deporte a alta temperatura nuestro organismo pierde hasta 1,5 litro de agua por hora de ejercicio. Al perder tanto líquido, se pierde también electrolitos, sobre todo sodio, que es necesario para que nuestros músculos y nervios funcionen. Para compensar esta pérdida, además, el corazón realiza un gran esfuerzo, lo que supone un gran estrés para el sistema cardiovascular. Y toda esto que le ocurre a nuestro cuerpo se manifiesta de diferentes maneras.
Los peligros más leves (pero no deseables) son dolor de cabeza, mareos, pérdida de fuerza, calambres en las piernas o abdomen, agotamiento… que pueden dar paso a la pérdida del equilibrio y lipotimias. También somos más propensos a sufrir contracturas y lesiones musculares si hay exceso de calor mientras entrenamos.
Las molestias leves que hemos mencionado pueden considerarse también el aviso de una complicación grave, como un infarto de miocardio o cerebrovascular.
Ante la primera señal de que algo no está funcionando como debería, no dudes en parar, ponerte a la sombra y, sobre todo, reponer líquidos. El agua es una buena opción, al igual que las bebidas isotónicas, pero es mejor evitar el café, que no ayuda a rehidratar el organismo y sube las pulsaciones. Tumbarnos con las piernas hacia arriba y darnos una ducha de agua fría también nos puede sentar bien.
Ante determinados síntomas, lo más conveniente es requerir asistencia médica: ante un dolor de cabeza muy intenso, si la temperatura corporal ha subido en exceso y no baja, si el agotamiento es muy fuerte o si notamos espasmos musculares.
En principio no existen motivos para dejar de entrar cuando hace mucho calor, pero sí, como decimos, hay que estar atentos a las señales que da nuestro cuerpo y, sobre todo, ser prudentes y adaptar nuestras rutinas a las altas temperaturas. Toma nota de las siguientes recomendaciones: