Cuándo salir de la zona de confort: cuatro señales que te lo indican
La zona de confort nos permite vivir en un estado mental de aparente seguridad
Pero cuando nos estancamos en ella, es necesario asumir nuevos retos y riesgos
Estas son las señales que indican que ha llegado el momento de abandonar tu zona de confort
La zona de confort es un estado psicológico en el que nos sentimos seguros, algo que parece difícil de lograr y muy anhelado. ¿Quién no quiere sentir calma y seguridad en la vida que lleva? Si pensamos esto, que suena muy lógico, la necesidad de salir de esa zona de confort no parece tener mucho sentido. Pero lo cierto es que, aunque resulte paradójico en principio, encontrar nuestra zona de confort es tan necesario como abandonarla.
Si nos quedamos mucho tiempo en ella, la seguridad acaba transformándose en rutina, falta de iniciativa, apatía o ansiedad. La vida necesita riesgos, y de ti depende que los tomes o no, así que aquí tienes las señales que te indican si ha llegado el momento de abandonar tu zona de confort para alcanzar un nuevo estado psicológico más estimulante y saludable.
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Solo tomas decisiones seguras
O lo que es lo mismo, no tomas decisiones que puedan suponer un riesgo de ningún tipo. Y si riesgo, no hay sorpresa, estímulo, ni novedad, algo que es parte esencial de la chispa de la vida. Conformarte con saber siempre lo que va a pasar puede parecer muy prudente, pero no es lo más indicado en el 100% de las ocasiones. No es cuestión de que hagas cambios drásticos en tu vida de la noche a la mañana, pero sí que empieces a tomar decisiones con algo más de espontaneidad.
No soportas tu trabajo
Ningún trabajo es perfecto, eso no es nada nuevo, y lo más habitual es tener algún compañero que no sea de tu agrado, asumir retos que nos apetecen o estar en desacuerdo con el jefe. Pero eso es una cosa y otra sentir que tu descontento con el trabajo afecta al resto de tu vida. Vivir para trabajar no debería ser una opción, y aunque sabemos que encontrar un nuevo trabajo no es algo precisamente fácil, quedarte en uno que te amarga la existencia es menos fácil todavía.
Crees que no puedes aspirar a más
No vamos a entrar en idealismos del tipo “puedes conseguir todo lo que te propongas”. Pero hay un término medio entre aspirar a un imposible y conformarte con lo que tienes. La capacidad de mejorar depende de uno mismo, de ponerse pequeños retos, de alimentar ilusiones y perseguirlas. No mires con envidia a aquellos que consiguen avanzar con su vida y piensa en qué puedes hacer tú para lograr lo que tanto deseas.
Tomas decisiones pensando en la opinión de los demás
Lo esperable es que puedas decidir tus vacaciones, cómo quieres cortarte el pelo o qué película quieres ver pensando en lo que realmente quieres y te apetece. Pero lo cierto es que muchas personas, cuando se estancan en su zona de confort, pierden la autoestima y la autonomía necesaria para realizar acciones cotidianas que piensan que pueden ser mal vistas por los demás. Si te sientes así, es hora de que empieces a pensar por ti y para ti desde este mismo momento.