¿Cada cuánto lavas los pantalones vaqueros? Son, posiblemente, una de las pocas prendas de ropa que la gente reconoce sin mucha vergüenza que reutilizan unos cuantos días antes de meterlas en la lavadora. Y, aun así, es posible que se estén lavando mucho más frecuentemente de lo que recomiendan las marcas fabricantes.
Levi’s recomienda en su web llevarlo hasta al menos los 10 usos —se pueden sacar las manchas con un cepillo mientras— y su presidente ha llegado a decir que mejor no lavarlos, en realidad, nunca. “Unos buenos jeans no necesitan ir a la lavadora excepto de forma poco frecuente o rara vez”, explicaba hace unos años. Los ciclos constantes de lavado despilfarran agua y dañan la tela, insistía.
El problema de los vaqueros es la tónica. Se podría decir que lavamos de más nuestra ropa. No es nada raro sacar del armario una prenda limpia, ponérsela un día y al llegar a casa echarla en el cesto de la ropa sucia, aunque ni huela mal ni la hayamos manchado. La hemos vestido y, por eso, sentimos que ya es necesario volver a lavarla.
Este exceso de lavados tiene consecuencias. Hace un par de años, la investigación ‘¡No laves de más!’ de Electrolux ya concluía que tiramos antes de tiempo el 90% de la ropa por culpa de cómo la lavamos y de los hábitos de consumo modernos.
En un 70% de los casos, el desgaste del color y del tejido era la razón por la que acababan en el cubo de la basura, un desgaste muy conectado con el exceso de ciclos de lavado. Teniendo en cuenta que el 25% de la huella ambiental de la moda está en lo que hacemos ya en casa con ella, calculaba el estudio, si lográsemos usarla más tiempo se lograría reducir significativamente su impacto en el medioambiente.
En líneas generales, se podría decir que tras un solo uso no debería lavarse una prenda. Por supuesto, hay excepciones. La ropa interior, los calcetines y la ropa de deporte si deben ser lavadas después de cada puesta, por una cuestión de higiene. Incluso, no hacerlo puede resultar perjudicial para piel. En resumidas cuentas, si hay que quedarse con una regla podría ser la de que "si la prenda toca la piel, necesita lavado frecuente" (aunque si no lavas en unos cuantos días el sujetador, tampoco es un problema: la marca de lavadoras Whirpool habla de un lavado cada 3 o 4 usos). Si no, se puede reutilizar sin problema.
Un jersey o una chaqueta podrían llegar a las seis puestas sin que sea necesario que vayan a la lavadora. Algunos materiales, como la lana, resisten más que otros, como el algodón, sin necesitar lavados.
Optar por no lavar nada en absoluto puede parecer drástico, pero ya hay quien lo hace. Es el “no-wash movement”, que empezó en Estados Unidos y al menos ha llegado ya a Reino Unido (en España, eso sí, parece que todavía no ha cuajado). Esta gente opta por no lavar o lavar lo mínimo posible. Lo hacen por varias razones. Está la de que las prendas tendrán una vida útil más larga —como prometen, volviendo al principio, las marcas de denim— pero también la de que se reducirá el tiempo que se dedica a una tarea aburrida y que se bajará el consumo. En este último punto, no solo bajan el gasto en energía, sino también en agua y uso de detergentes (que se han convertido en un problema medioambiental, porque tras los lavados —y a pesar de las plantas depuradoras— acaban teniendo un impacto en los ecosistemas acuáticos).
La gran pregunta parece, desde fuera, bastante obvia. ¿Acaso no huele mal esa gente que no lava su ropa? Quienes se han lanzado al 'non-wash' aseguran que no, que muchas prendas no adquieren malos olores o que se pueden eliminar con un simple aireado o con vapor. Lo del vapor, por otra parte, también lo recomiendan los fabricantes de lavadoras: a veces con estos programas que ya incluyen algunos electrodomésticos es suficiente.
Con todo, hacer estos cambios no es tan fácil. Un estudio reciente de la Chalmers University of Technology apunta que el gran lastre para cambiar cómo hacemos la colada está en el 'yuck factor'. Básicamente, que nos da asco. Sabemos que deberíamos hacerlo, pero nos puede sentir que la ropa será poco higiénica o lo que pensarán de nuestra limpieza personal.
Al fin y al cabo, en todo esto el factor cultural es muy importante. Un ejemplo: la media de lavados en China de los vaqueros es tras cuatro puestas, en Francia baja a 2,5 y en Estados Unidos a 2,3. Además, hemos aprendido cómo se debe lavar la ropa de nuestra familia y no salimos de ahí. Según las conclusiones de ‘¡No laves de más!’, el 70% de las personas tiene los hábitos de lavado que tenían ya en su casa, aunque sus padres y madres usasen lavadoras muy distintas.
Y si dejar de lavar la ropa parece un paso demasiado drástico, se pueden tomar otras medidas para lavar menos o hacerlo con menos costes. No usar agua muy caliente es importante. Es algo que en España se hace ya por defecto bastante bien: el 75% de la población usa programas de menos de 30º, según el estudio ‘La verdad sobre el lavado’ de Electrolux frente a la media europea del 44%.
También lo es pensar qué detergente se usa y cuánto. En general, usamos cantidades excesivas con cada ciclo de lavado, incluso con ropa que está bastante limpia. Cambiar a productos eco reduce la cantidad de microplásticos que la lavadora manda de vuelta al agua.
Finalmente, reutilizar más las prendas es factible. Según el estudio de Electrolux, el 63% de la población ha cambiado sus hábitos de lavado para ahorrar y reducir la huella en estos últimos tiempos. Un 29% lo consigue poniéndose ya más cada prenda antes de lavarla.
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