Hay vida más allá de monumentos emblemáticos como la Torre Eiffel, el Louvre y Notre-Dame. Si viajas a París estos días para empaparte del ambientazo de los Juegos Olímpicos, te proponemos una serie de rincones menos conocidos para que descubras una cara diferente de la ciudad.
En el distrito 17, La Cité des Fleurs es una callecita peatonal rodeada de jardines privados y casas con jardines floridos. Este pequeño barrio es un verdadero oasis urbano y ofrece un respiro del bullicio de la ciudad. Pasear por aquí te hará sentir como si estuvieras en un pequeño pueblo dentro de París.
Aunque Le Marais es conocido, muchas de sus calles laterales aún conservan un carácter auténtico y menos turístico. Explora la Rue des Rosiers, famosa por sus panaderías judías, y visita el Musée Carnavalet, dedicado a la historia de París, que es menos concurrido que otros museos principales.
París es una ciudad de jardines y parques, pero algunos de ellos no son tan famosos como el Jardín de las Tullerías o el Jardín de Luxemburgo. Entre estos se encuentra el Jardín de las Plantes, un oásis botánico menos conocido donde se puede disfrutar de una amplia variedad de plantas y flores. Otro lugar que merece una visita es el Jardín de los Ranelagh, un parque tranquilo en el distrito 16. No te pierdas el Jardín del Palais Royal, un escondite verde en el corazón de la ciudad, rodeado por una elegante galería de columnas.
Situada en el corazón del Sena, esta isla ofrece una experiencia parisina auténtica y menos turística. Pasear por sus calles empedradas y contemplar las elegantes mansiones del siglo XVII es como viajar en el tiempo. Aquí, puedes disfrutar de un helado en la famosa heladería Berthillon o visitar tiendas de antigüedades y galerías de arte que no encontrarás en otro lugar de la ciudad. No muy lejos, el Parque de la Isla de San Luis es un pequeño refugio verde con vistas al Sena, perfecto para una pausa.
Este barrio del distrito 13 es un auténtico remanso de paz con un ambiente de pueblo dentro de la gran ciudad. La Butte-aux-Cailles es famosa por sus calles adoquinadas, sus casas bajas y su vibrante escena de arte urbano. Es un lugar perfecto para perderse, descubrir murales y grafitis, y terminar el día en uno de sus acogedores bistrós o bares. Es el lugar ideal para descubrir murales y grafitis, y terminar el día en uno de sus bistrós o bares, como La Maison de la Truffe, especializada en trufas frescas.
Los pasajes cubiertos son uno de los secretos mejor guardados de París. Estas galerías comerciales, muchas de ellas construidas en el siglo XIX, ofrecen una atmósfera única con sus techos de vidrio y su arquitectura antigua. Pasajes como el Passage des Panoramas o el Passage Jouffroy son perfectos para una tarde de compras, ya que albergan tiendas de antigüedades, librerías y cafés llenos de encanto. El Passage Verdeau, menos conocido pero igualmente encantador, alberga boutiques y una librería de segunda mano con una gran selección de libros antiguos.
Antes de que Nueva York tuviera su High Line, París ya contaba con la Promenade Plantée, un parque elevado construido sobre una antigua vía férrea en desuso. Esta caminata verde se extiende desde la Bastilla hasta el Bois de Vincennes, ofreciendo una perspectiva única de la ciudad. Es un lugar ideal para pasear, correr o simplemente relajarse mientras se disfruta de la naturaleza en medio del paisaje urbano. El Jardin de Reuilly, al final de la Promenade, es un espacio verde adicional donde puedes relajarte y disfrutar del entorno natural.
Ubicado en el barrio de Pigalle, el Museo de la Vida Romántica es uno de los museos más encantadores de París. Dedicado a la era romántica del siglo XIX, el museo se encuentra en una hermosa mansión que fue el hogar del pintor Ary Scheffer. Sus exposiciones incluyen objetos personales de la escritora George Sand y otras figuras del movimiento romántico. El jardín del museo, con su acogedor salón de té, es perfecto para una pausa tranquila.
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