El chocolate no es un simple postre, es una adicción que nace del placer puro y libera mil endorfinas (y quizá por eso engancha tanto). También es la vía de escape que buscamos tras un día largo, el consuelo perfecto en tiempos de estrés o la celebración ideal en momentos de alegría. En cualquier caso, con el chocolate siempre hay una excusa.
Si eres un amante de este dulce irresistible, prepárate para viajar por estas rutas (o al hotel hecho de chocolate que te chivamos en el siguiente video) de ciudades en las que reina este manjar. Toma nota de los destinos que harán de tu ruta un recuerdo inolvidable. ¡Qué festín, qué festin!
París es conocida por sus boulangeries, pero también por sus chocolaterías. Si estás en la ciudad durante estos días, aprovecha para deleitarte con La Maison du Chocolat, fundada por el maestro chocolatero Robert Linxe en 1977. Esta tienda es famosa por sus trufas y pralinés.
Si buscas algo diferente, Patrick Roger tiene varias tiendas en la capital francesa en la que exhiben esculturas de chocolate, además de enamorarte con sus chocolates. Apunta también Pierre Hermé, famoso por sus macarons, aunque el chocolate no se queda atrás; especialmente los bombones de Hermé, que son una auténtica perdición.
Finalmente, si pasas por el Marais, haz parada en Jacques Genin, un autodidacta en el mundo del chocolate que ha ganado reconocimiento por sus caramelos y chocolates.
Bélgica es otro país icónico en el mundo del chocolate. Con más de 2.000 chocolaterías en todo el país, los belgas han perfeccionado el arte de crear chocolates finos y pralines. Marcas como Godiva, Neuhaus y Pierre Marcolini son reconocidas por su artesanía y sabores; pero no se puede hablar de chocolate sin mencionar Bruselas, hogar de Pierre Marcolini.
Marcolini, considerado uno de los mejores chocolateros del mundo, este lugar merece una visita obligada. Es una joya de la alta chocolatería en la que puedes deleitarte con sus conocidos macarons de chocolate.
Otra chocolatería que puedes dejar de visitar es Neuhaus, una de las marcas más antiguas y respetadas de Bélgica, con una historia que se remonta a 1857. Famosa por haber inventado el praliné, Neuhaus cuenta con una amplísima gama de chocolates. Además, sus tiendas en Bruselas parecen galerías de arte.
Zurich es otro paraíso para amantes del chocolate. Lindt & Sprüngli es uno de los nombres más reconocidos a nivel mundial, pero en Zurich también encontramos Confiserie Sprüngli, una tienda histórica famosa por sus Luxemburgerli (un tipo de macaron) y sus chocolates artesanales.
Lindt & Sprüngli, una de las marcas de chocolate más reconocidas a nivel mundial, tiene la sede de Lindt en Zurich y ofrece sus icónicas trufas Lindor y tabletas de chocolate de leche, pero también una fábrica de chocolate que puede visitarse y un museo interactivo. Allí podrás aprender sobre el proceso de producción del chocolate, desde el grano de cacao hasta el producto final, y disfrutar de una degustación que promete deleitar a cualquiera.
Otra parada obligatoria en Zurich es Confiserie Sprüngli, una chocolatería histórica fundada en 1836, que ha mantenido su reputación durante más de 180 años. Famosa por sus Luxemburgerli (un tipo de macaron pequeño y delicado), Sprüngli también cuenta con una inmensa selección de chocolates artesanales que incluye pralinés, trufas y tabletas de chocolate. Su elegante tienda en la Bahnhofstrasse es un destino icónico para disfrutar de una experiencia gourmet única.
En Ciudad de México, la cuna del cacao, Que Bo! es una chocolatería fundada por el chef José Ramón Castillo en la que el chocolate europeo se fusiona con ingredientes y sabores locales. Los mejores: los bombones rellenos con tequila, mezcal y frutas tropicales. Además, Que Bo! ha recibido múltiples reconocimientos internacionales por su calidad y originalidad, consolidándose como referente del chocolate mexicano contemporáneo.
Ecuador es famoso por producir algunos de los mejores granos de cacao del mundo, específicamente el cacao Arriba. En Quito, Pacari es una de las marcas más importantes de chocolate orgánico y sostenible; utilizando cacao de origen único y trabajando directamente con agricultores locales para asegurar prácticas justas y ecológicas. Los chocolates de Pacari son conocidos por sus sabores florales y frutales, reflejando la rica biodiversidad de Ecuador. Sus tabletas de chocolate con ingredientes como maracuyá, rosa y sal de Cuzco son las más solicitadas.
Otra chocolatería que resalta en Ecuador es República del Cacao, con tiendas en Quito y Guayaquil. Esta marca se dedica a celebrar y preservar las tradiciones cacaoteras de Ecuador. Utilizando cacao fino de aroma, República del Cacao crea chocolates auténticos y comprometidos con el entorno y las comunidades locales. Sus productos incluyen tabletas de chocolate con altos porcentajes de cacao y bombones rellenos con ingredientes autóctonos.
En el corazón de Turín (ciudad en la que tienen casa Álvaro Morata y Alice Campello) se encuentra Venchi, una de las chocolaterías más emblemáticas de Italia. Fundada en 1878, y con tiendas repartidas por todo el país, son verdaderos templos del chocolate, donde se pueden degustar desde bombones rellenos hasta tabletas de chocolate y helados artesanales, todo envuelto en un ambiente de lujo y sofisticación.
En La Toscana, Amedei es sinónimo de excelencia en el mundo del chocolate. Esta chocolatería artesanal, situada en Pontedera, ha ganado numerosos premios internacionales gracias a su dedicación a la pureza y la calidad del cacao. Amedei es famosa por su uso de granos de cacao y ofrece visitas guiadas en las que enseñan el proceso de elaboración del chocolate.
Perú, con su diversidad de climas y suelos, produce un cacao de alta calidad. En Lima, en concreto, se encuentra Shattell, una chocolatería artesanal que ha ganado reconocimiento internacional por su dedicación a la calidad y la pureza del cacao. Utilizando granos de cacao de origen único de diversas regiones de Perú, Shattell crea chocolates que capturan los sabores y aromas distintivos del cacao peruano. ¿Lo mejor? Sus barras de chocolate negro.
Otra es Maraná, que también se enfoca en el uso de cacao de origen único y trabaja directamente con pequeños agricultores en regiones como Piura, Cusco y San Martín, asegurando prácticas sostenibles y justas. Con su fábrica en Lima, las tabletas de Maraná cuentan con porcentajes de cacao que van del 70% al 100% y han ganado numerosos premios internacionales.