Laura Caorsi explica cómo nos engañan los envases de los alimentos y ayuda a interpretarlos

En 'Comida Fantástica' (2024, publicado por Vergara, sello editorial de Penguin Random House) Laura Caorsi, periodista especializada en salud, nos lleva a descubrir las complejidades de hacer la compra y cómo interpretar la información en los envases. Aunque los datos están disponibles, a menudo no son claros ni fáciles de entender.

Con su experiencia y conocimientos adquiridos de expertos en alimentación, Laura ofrece en su libro una guía accesible para todos, presentando la información de manera organizada y sencilla. En esta entrevista, Laura comparte estrategias para resistir la atracción de envases llamativos, propone cambios para mejorar la legislación alimentaria y ofrece consejos para desarrollar una actitud crítica hacia las etiquetas. Su objetivo: que todos tomemos decisiones más informadas y saludables en nuestra próxima compra. 

¿Por qué el título, qué es la comida fantástica?  

La comida fantástica es la que está del lado de afuera de los envases; la que alimenta nuestra imaginación. Es la de las fotos perfectas y las palabras precisas que consiguen mejorar nuestra percepción sobre el producto real, ese que está dentro y que no vemos. La representación externa es fantástica porque es excelente y magnífica y, a su vez, fingida y alejada de la realidad. 

En tu opinión, ¿cuáles son las estrategias más comunes que utiliza la industria alimenticia para llamar la atención a los consumidores a través de los envases? 

Hay muchas, que van desde la elección del nombre y el diseño del envase hasta las imágenes y las palabras que se usan como reclamos. Casi todo lo que vemos en la parte frontal de un envase es publicidad, y esa zona siempre está en modo “primera cita”: se destacan las cualidades y se disimulan los defectos. Lo más habitual es resaltar aquellas cosas que nos gustan y apreciamos, como un ingrediente, un nutriente o un modo de producción que nos den a entender que el producto es beneficioso o tiene cierta calidad. Y su contraparte: no mencionar la presencia de aquello que nos disgusta o nos genera desconfianza, desde las cantidades de azúcares, sal o grasas hasta los aditivos alimentarios.  

Mencionas que los mensajes en los envases a menudo están en los límites de la legalidad. ¿Podrías dar ejemplos y sus repercusiones? 

La principal premisa legal es que los envases no deben confundirnos ni pueden llamar a engaño, pero esto no siempre se cumple, si bien se respeta la ley. Un buen ejemplo de esto son aquellos productos que presumen de ingredientes que prácticamente no tienen. Me refiero, entre muchos otros, a las ensaladillas “de cangrejo” que solo tienen un 0,04% de cangrejo o los helados “de pistacho” que solo tienen un 0,7% de pistacho. Cuando un fabricante destaca un elemento, la ley le obliga a detallar qué cantidad ha usado, pero no establece un mínimo. Así, si vamos al súper y nos guiamos solo por lo que muestra la parte frontal, podemos comprar un producto pensando que tiene algo que, en realidad, casi no contiene.  

¿Qué herramientas son esenciales para decodificar correctamente la información en los envases alimentarios? 

La lectura de etiquetas se parece a los idiomas: tiene un vocabulario, una lógica y unas reglas. Necesitamos aprender a leer esta información con soltura y a comprenderla de manera cabal, más allá de captar palabras o ideas sueltas. En un entorno donde abundan los alimentos envasados, la alfabetización nutricional es indispensable para tomar decisiones informadas. 

¿Somos analfabetos alimentarios? ¿Debería la educación alimentaria incluirse en el currículo escolar, y qué aspectos deberían enseñarse desde temprana edad? 

La educación alimentaria debería integrarse en el currículo escolar, enseñando desde temprana edad habilidades culinarias básicas, promoción de alimentos saludables y cómo leer etiquetas. Esto reduciría la brecha entre quienes diseñan los mensajes y quienes los interpretan. 

¿Qué opinas sobre la eficacia de las aplicaciones para escanear etiquetas de alimentos y su impacto en las decisiones de los consumidores? 

Pienso que son el síntoma de un problema. Estas apps nos muestran que tenemos interés en lo que comemos, pero que la elección de alimentos se ha vuelto una tarea compleja. Tan compleja que necesitamos ayuda externa para poder elegir los productos. El éxito de estas apps evidencia que nos faltan conocimientos y que la información de los envases, tal como está planteada, no termina de funcionar. 

Dices que la esperanza de vida saludable en España es de 63 años. ¿Cómo puede la alimentación mejorar esta cifra y qué cambios positivos podemos hacer? 

La alimentación es uno de los factores que más influyen en nuestra salud. No es el único, desde luego, pero desempeña un papel muy relevante. El aumento de muchas enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, la diabetes, la obesidad o algunos tipos de cáncer, está relacionado con nuestro estilo de vida, incluido lo que comemos. El primer paso es tener esto claro y, sobre todo, tenerlo siempre presente, porque los efectos de una dieta insana no son inmediatos. 

¿Qué modelo propones para mejorar la información en los envases de alimentos y es viable? 

En el libro propongo mejorar el etiquetado digital, usando el móvil para mostrar la información de manera más clara, organizada y con letra más grande. También se podría ofrecer en formato de audio para personas con dificultades visuales. La idea es presentar los datos de forma más accesible para que cada uno pueda evaluarlos por sí mismo, sin juzgar los productos como "buenos" o "malos". 

¿Cómo resistir la tentación de los envases atractivos? 

La estrategia más importante es recordar que lo que vemos en la cara frontal de los envases es publicidad. Hay que darles la vuelta a esos envases en busca de la información de verdad. Si no lo hacemos, en lugar de elegir comida estaremos eligiendo fotos.  

¿Qué pasos concretos recomiendas en 'Comida Fantástica' para que los consumidores sean más críticos con la información en los envases alimentarios? 

Para desarrollar una actitud más crítica, primero hace falta buscar información, documentarse, practicar y, sobre todo, comprender el alcance del problema. Si la alimentación desempeña un papel tan relevante en la salud, lo suyo es tomar las mejores decisiones posibles. Elegir con conocimiento de causa. 

Lo que vemos en la cara frontal de los envases es publicidad. Hay que darles la vuelta a esos envases en busca de la información de verdad

¿Qué cambios específicos propondrías en la legislación alimentaria para mejorar la transparencia y veracidad en los envases? 

Se pueden hacer cambios formales y cambios de contenido. Por poner algunos ejemplos, se podría aumentar el tamaño mínimo de letra permitido, para no dejarse los ojos leyendo las listas de ingredientes. Se podría detallar el contenido de azúcares añadidos y azúcares libres, o también se podría regular el uso de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables para que no encontremos mensajes como “fuente de calcio” o “ayuda al sistema inmune” en productos insanos, como sucede ahora.  

Finalmente, ¿cuál es el mensaje principal que esperas que los lectores se lleven después de leer 'Comida Fantástica'? 

La alimentación desempeña un papel muy relevante en nuestra salud y nuestra calidad de vida. Por tanto, deberíamos intentar tomar las mejores decisiones posibles, las que sean más beneficiosas para nosotros. Y para ello es imprescindible conocer la información, aprender a interpretarla y exigir que sea accesible a la población general.