Relación entre suegra y nuera: claves para llevarte bien con la madre de su pareja, según una experta

La relación con la suegra es un tema recurrente en muchas familias, y no siempre resulta sencilla de gestionar. A lo largo de los años, se ha convertido casi en un cliché que el vínculo con la madre de nuestra pareja sea tenso, pero no tiene por qué ser así. Y es que mantener una relación armónica con la suegra puede no solo mejorar tu bienestar emocional, sino también fortalecer la relación con tu pareja. Los psicólogos especializados en relaciones familiares tienen consejos clave para crear un ambiente de respeto y entendimiento mutuo. Para comprobarlo hemos hablado con la terapeuta Andrea González, acostumbrada a ‘lidiar’ con este tipo de ‘conflictos’ en consulta y cuya opinión es clara: no siempre es así.

“Tu suegra no es una especie aparte, no pertenece a otro planeta, no es distinta a cualquier otra persona… es alguien como tú, con sus luces y sombras. Dejemos atrás esta idea tan anticuada y machista de que todas las suegras son unas metomentodo y unas controladoras. Durante muchísimos años se ha cultivado a nivel social el mito de que suegras y nueras viven eternamente enfrentadas. De que las primeras oprimen a las segundas, malmeten entre ellas y sus parejas. Son tóxicas, demasiado protectoras y manipuladoras. Pero generalizar de esta manera tiene el mismo sentido que decir que todos los primos, los hermanos o los hijos son iguales… es decir, ninguno”, comienza diciendo.

Fuera prejuicios

La psicóloga comenta que el primer punto para establecer una buena relación con tu suegra es dejar atrás estos prejuicios sociales que tanto daño han hecho. “Suegras y nueras pueden tener una relación maravillosa, así que no vayas con la idea preconcebida de que entre vosotras las cosas van a ser complicadas. Ábrete a la experiencia, acércate a ella e intenta conocerla de manera personal, más allá del rol tradicional de suegra que nos han vendido”, explica.

Por otro lado, añade que deberíamos tratarlas como a cualquier persona con la que queremos forjar un buen vínculo: hablando con ella, interesándote por sus gustos, buscando puntos de unión… es decir, no hay que relegarla al puesto ‘de suegra’. Intentando profundizar un poco más en vuestro vínculo para ver si, además de tener un parentesco familiar, podéis acabar teniendo una bonita relación.

“Además, evita tratar temas que pienses que pueden ser conflictivos con ella. Por todos es sabido que hay algunas cuestiones relacionadas con política, religión o economía que pueden acabar generando auténticas batallas dialécticas en las familias. Si crees que esto puede pasar con tu suegra o con cualquier otro miembro de tu familia política… evítalo. ¿Qué vas a sacar de provecho si sacas, por ejemplo, temas políticos, sabiendo que genera discordia entre vosotras? Céntrate en aquellas cosas que os unen, no en las que os separan”.

Si discutes con tu pareja, no dejes que influya

Indica además que otra de las cosas a tener en cuenta es, en la medida en la que puedas, mantenerla al margen de las disputas con tu pareja. “A veces compartimos con nuestro entorno más íntimo momentos de enfado puntuales que a nosotros se nos acaban olvidando, pero al resto no. En este caso además ten en cuenta que le estás hablando de su hijo. Si vuestra relación es buena, es maravilloso que tengáis la confianza suficiente como para hablar de temas menos amables, pero intenta no utilizarla como desahogo cada vez que haya una tirantez en tu relación, porque esto a la larga puede acabar siendo contraproducente”, aconseja.

Lo que no hay que olvidar

Para terminar, puntualiza que, en el caso de que la relación con ella no fluya, hay que considerar las siguientes cuestiones: “En primer lugar, no deja de ser la madre de tu pareja. Tienes que entender que aunque quizás no sea la persona más afín del mundo para ti, para él es uno de sus pilares afectivos. Transmite las cosas que te puedan molestar de ella, pero evita 'malmeter' hablando mal o generando un clima tenso. Piensa que el mayor damnificado en estos casos suele ser quien está en medio… es decir, tu pareja”.

Por otro lado, aclara que aunque no te lleves muy bien con ella, sigues teniendo derecho a poner límites. “Aunque, como decíamos anteriormente, no deja de ser la madre de tu pareja, eso no le otorga inmunidad diplomática. Con ella, como con cualquier otra persona, tienes que aprender a decir basta. Trasládale aquellas cosas que te parezcan mal, injustas o innecesarias. Siempre desde la asertividad y la educación, claro, pero no permitas que se parapete bajo la idea de ‘como soy su madre, puedo hacer lo que quiera’. No. Tú eres su pareja y mereces el mismo respeto que ella”.

Andrea finaliza con una interesante reflexión. “Como pareja tenéis que evitar en la medida de lo posible que entren terceros en vuestra relación, ya sean vuestros padres, vuestras madres, vuestros amigos… quien sea. En la ‘burbuja’ de pareja, como decimos los terapeutas, solo cabe la pareja. Nadie más. Las decisiones sobre la crianza de los hijos o la gestión de vuestra casa solo os atañen a vosotros. Tenéis que ser un equipo unido que tenga claro que las opiniones del resto pueden ser escuchadas, pero las decisiones las tomáis solamente los miembros de la pareja”.