El yoga es esa disciplina que parece que siempre nos está esperando con los brazos abiertos: es beneficiosa para nuestra salud, física y mental, puedes iniciarte en ella en cualquier momento y solo necesitas una esterilla para practicarla. Ver a las yoguis en redes, realizando que parecen de contorsionista, puede desanimarte, pero no necesitas imitarlas para beneficiarte de todo lo que el yoga puede hacer por ti. La mejor forma de empezar es siempre por el principio, y estos sencillos ejercicios de yoga son perfectos para hacerlo. Tú decides cuándo comenzar, a tu ritmo, descubriendo la conexión que puedes alcanzar entre tu cuerpo y tu mente.
Esta postura clásica, que sin duda conoces, es muy sencilla pero importantísima. Puedes utilizarla para comenzar tu práctica o para terminarla. Busca una postura cómoda, que te permita relajarte y concentrarte, al tiempo que cruzas las piernas intentado que las rodillas toquen el suelo. Une tus dedos índice y pulgar y apoya las manos sobre las rodillas.
Te va a encantar esta postura si tienes dolores de espalda. También llamada balasana, te permite relajar el cuerpo y la mente. Ponte de rodillas y deja que todo tu cuerpo caiga hacia delante, intentando alejar las manos lo más posible para sentir cómo se estira la espalda.
Esta postura es sencilla pero requiere algo más de esfuerzo físico. Debes levantar los brazos por encima de la cabeza, con las palmas y hacia dentro. Luego agáchate, doblando las rodillas, como si fueras a sentarte en una silla. Cuando tengas algo de práctica, puedes probar a levantar los talones para que trabajen más tus piernas.
La postura del árbol o Vrikshasana te ayudará a desarrollar el equilibrio, aunque al principio pueda costarte un poco. Levanta los brazos por encima de la cabeza y une las palmas de las manos. Luego, flexiona una pierna hasta apoyar la planta del pie en la rodilla de la otra pierna. Después, cambia de pierna.
Esta postura puedes hacerla tanto de pie como en el suelo. La idea es que tu cuerpo se flexione hasta que consigas unir el pecho con las piernas, que han de permanecer estiradas, y tocar los pies con las manos. Puede que al principio no lo consigas, pero no te desanimes, porque poco a poco irás ganando flexibilidad.
Esta postura es sencilla y muy completa. Te ayuda a fortalecer el cuello, la espalda y los brazos, alargando la columna y estirando la musculatura. De pie, flexiona la espalda hasta poder apoyar las manos en el suelo y avanza con ellas hasta que tu cuerpo forme una V invertida.
Esta postura es ideal para estirarte y llenarte de energía, pero también para fortalecer el pecho, los brazos y los glúteos. Túmbate boca abajo y apoya las manos en el suelo a la altura del pecho. Estira los brazos y el torso, mirando hacia arriba, sin despegar las piernas del suelo.
Suscríbete a la newsletter de Divinity y recibirás toda la información de celebrities y corazón cada semana en tu mail.