Los niños se comunican desde el momento que nacen, pero la adquisición del lenguaje se produce de manera gradual hasta los 7 años. Aunque cada niño es un mundo y evoluciona a su propio ritmo, sí es posible establecer unas etapas del desarrollo del lenguaje que experimentan todos más o menos de la misma forma. Algunas etapas son muy intensas, con muchos cambios apreciables en poco tiempo, y otras en las que los cambios son más lentos. Te contamos cuáles son esas etapas, aunque no olvides que tu hijo no tiene por qué seguirlas en esos plazos de manera estricta. Puede ir más rápido o más despacio, pero pasará por todas. Y si notas alguna dificultad a la hora de desarrollar su lenguaje, no dudes en consultar con el pediatra.
Esta primera etapa comprende desde que nace el bebé hasta que cumple un año. En ella se producen cambios significativos:
En esta etapa el niño comienza a construir “holofrases”, término con el que se denominan a las frases compuestas por una sola palabra. Se puede producir desde los 10 meses y dura aproximadamente hasta los 20 meses. Las palabras son el equivalente a lo que más adelante será una frase. Por lo general usan las holofrases para pedir: agua, biberón, mamá… Y para responder tienden a señalar con el dedo. Es también la etapa de las onomatopeyas, como las de los animales, que comienza en torno a los 18 meses, y llegan a tener un vocabulario de unas 50 palabras.
Hacia los 2 años se produce un nuevo cambio muy significativo. El niño combina palabras y aparece el uso de los verbos, por lo que son capaces de formar frases con sujeto y predicado. Cuando se vaya acercando a los 3 años, será capar de formular preguntas y exclamaciones, realizando las inflexiones en la voz que marcan la diferencia. También se conoce a esta etapa como la del “habla telegráfica”, porque aunque construyen frases no incluyen elementos menores, como los conectores.
Esta etapa puede comenzar a los 16 meses y dura hasta los 4 años. La capacidad de comprender el lenguajes es mayor que la de producirlo, pero aún así su habla ya se parece mucho a la de un adulto. Le encanta el lenguaje y jugar con él les divierte mucho.A veces utilizan un solo término para referirse a todo lo que se parezca. Por ejemplo, pueden llamar “coche” al tren o al autobús. También puede darse el caso contrario, y que solo utilice la palabra “coche” para referirse al de sus padres. Son capaces de utilizar el gerundio, de hacer preguntas concretas y de referirse a cosas que no están presentes.