Durante el embarazo será normal tener diferentes antojos o incluso nos apetezcan alimentos que no solemos comer. Pero, también, será algo normal que queramos seguir con nuestra dieta. Sea como sea, durante los meses de gestación habrá que tener especial cuidado con todo aquello que ingerimos. Por eso, tendremos que eliminar algunos productos que puedan ser perjudiciales para la salud del bebé y de su madre. Entre ellos, los fiambres, pero ¿qué pasa con la mortadela?
La mortadela se trata de uno de los alimentos más comunes en nuestro día a día. Esta tiene una gran cantidad de proteínas y, además, la mayoría de sus nutrientes pueden prevenir la aparición de patologías metabólicas. Eso sí, su consumo se deberá combinar con la práctica de deporte.
Antes de consumirla durante el embarazo, debes saber que puede tener una gran cantidad de aditivos de baja calidad, que son conocidos como ‘nitritos’. Estos se utilizan para alargar la vida útil del producto. Además, no solamente se encuentran en la mortadela, sino en otras carnes procesadas. Por tanto, no será recomendable su consumo regular.
El alto consumo de nitritos lo que hará será incrementar el estrés oxidativo en el medio interno. Por tanto, provoca un incremento en el riesgo de desarrollar patologías crónicas y complejas. Además, de forma general, durante el embarazo tampoco estará recomendado el consumo de embutido ya que puede contener el parásito que causa la toxoplasmosis. Esta enfermedad podrá ser especialmente complicada para el feto.
En el caso de la mortadela, sí que es cierto que se trata de un tipo de carne que ya ha sido procesada y cocinada. Por tanto, ese proceso térmico lo que hará será eliminar todos los microorganismos patógenos que pueden crecer. Además, los embutidos pueden contener también otros gérmenes patógenos, como la listeria. Por tanto, habrá que incluir una dieta, más o menos estricta, en el embarazo.
Como ya hemos comentado, no será recomendado tomar embutidos durante el embarazo y, sobre todo, aquellos productos que no tengan mucha calidad. Por tanto, habrá que priorizar los alimentos frescos.