Hay cosas para las que parece que los padres y madres nunca estamos preparados, y una de ellas es que nuestro hijo empiece a decir palabrotas. Por mucho que sepamos que son verdaderas esponjas que captan y escuchan todo lo que no deben, escuchar cómo un día comienzan a decir tacos sin previo aviso, nos deja perplejos.
Ante todo, hay que tomárselo con calma porque es algo completamente normal y que suele darse entre los 4 y los 6 años. Se trata de una fase que muchos niños atraviesan y en la que, por lo general, solo pretenden llamar la atención. Eso sí, para que dure lo menos posible, la actitud que tomemos va a ser determinante.
No importa que en tu casa no digáis palabrotas (aunque se os escape alguna de vez en cuando), porque pueden escucharlas en muchos sitios diferentes: en el colegio, de algún familiar, en la tele, en el parque… Las palabrotas parecen estar ahí, esperando a que un niño las escuche por casualidad y luego las repita como si se le hubieran grabado a fuego en la cabeza.
Aunque parezca que las dicen como si tal cosa, en el fondo ellos saben que son palabras malsonantes y que por motivos que no tienen muy claros, provocan una gran reacción en los adultos cuando las dicen. Así que, tal y como te decimos, la clave para que dejen de decirlas está en ti. Y esto es lo que deberías hacer cuando llegan a esta etapa de su desarrollo.
Decirle a tu hijo que no diga palabrotas sin más, no basta. Tampoco decirle que queda fatal que las diga un niño, porque eso suele retarles aún más. Lo ideal es explicarles que las palabrotas son palabras ofensivas, y que al decirlas pueden molestar a alguien, y que vosotros sabéis que él no quiere que nadie se sienta mal, así que lo mejor es no decirlas.
No se trata de que tenga que darte una explicación por haber dicho una palabrota, y sí de que le ayudes a reflexionar acerca de qué le hace hablar así. Puede que las diga cuando está enfadado, y entoces podrás ayudarle a que exprese su malestar de otra manera.
Muchas veces los niños dicen palabrotas con la única finalidad de llamar tu atención. Y si quieren llamar tu atención, es posible que realmente necesiten que les hagas caso. Presta atención a los momentos en los que tu hijo utiliza las palabrotas, porque puede que lo único que necesite sea conectar contigo.
Como en todo lo relacionado con la educación de nuestros hijos, tan importante es lo que hacemos como lo que no hacemos, y en el caso de las palabrotas, esto es lo que deberías evitar: