Fobia de impulsión: cómo gestionar el miedo a hacer daño a tu bebé

Cuando nace un bebé no hay nada en el mundo que sea más importante para su madre. Si acabas de tener un hijo seguro que te sientes desbordada por el amor que sientes por él y por tu deseo infinito de cuidarlo. Por eso puede que te sientas muy desconcertada si, de repente, empiezas a sentir miedo a hacerle daño. Son pensamientos que causan mucha preocupación  y culpabilidad, pero no debes alarmarte. Le ocurre a un alto porcentaje de madres y recibe el nombre de fobia de impulsión. Te contamos qué es y cómo puedes superarla. 

¿Qué es la fobia de impulsión?

La experimentan cerca de un 40% de mujeres con depresión postparto, pero también puedes sentirla aunque no estés atravesando una depresión. El postparto es un momento difícil, de muchas emociones, cansancio y, por supuesto, preocupaciones, que solo aumentan cuando se experimenta la fobia de impulsión. 

No es exclusiva de las madres, pero haber tenido un hijo recientemente incrementa las posibilidades de padecerla. Se trata de una gestión no adecuada de tus pensamientos, pero no debes preocuparte más de la cuenta. Puedes sentirla en cualquier momento de la vida, y que incluya el impulso de hacerte daño a ti misma, pero el mayor riesgo que suele tener es el impacto emocional que te produce tener estos pensamientos. ¿Cómo, con lo que quieres a tu bebé, es posible que quieras hacerle daño? Tú tienes la respuesta: no quieres. Aún así, es posible que te sientas insegura y evites estar con tu bebé, o a solas con él. 

¿Cómo superar la fobia de impulsión?

Puedes empezar por hacerte la pregunta que hemos planteado más arriba: ¿serías capaz de hacer daño a tu bebé? Lo esperable es que si te lo preguntas en serio, tú misma te des cuenta de que eres incapaz de hacerle nada malo. Al contrario, que tu deseo es cuidarle con todos los medios que tengas a tu alcance. 

El siguiente paso es no dejar que esos pensamientos habiten solo en tu cabeza. Es muy importante que hables con alguien de confianza y le cuentes lo que te está pasando. De hecho, en el momento en el que los malos pensamientos pasen por tu cabeza deberías contarlo. Solo con verbalizarlos te darás cuenta de lo lejos que están de tus propias intenciones. 

Eso sí, si sientes que la situación te desborda, no dudes lo más mínimo en pedir ayuda profesional. Puedes hablar con tu médico en su consulta, pero si sientes un miedo real, puedes contactar en cualquier momento con los servicios médicos que te atenderán de inmediato, ofreciéndote toda la ayuda que puedas necesitar.