Viajar con niños durante trayectos más bien largos forma parte de las vacaciones. Cuando llega ese momento, una de las preocupaciones más habituales de los padres es encontrar la forma de evitar que los niños sufran mareos en el coche. Los menores son más propensos que los adultos a que esto les ocurra, y lo cierto es que todo tiene una explicación y, por suerte, también hay formas de prevenirlo que pueden ser muy eficaces. Toma nota de ellas y preparaos para disfrutar de un viaje sin mareos rumbo a vuestro destino vacacional.
Los mareos en el coche y en otros medios de transporte (sobre todo en barco) empiezan a darse a partir de los dos años y van en aumento hasta los 12 años. En esa franja de edad, el cerebro aún no ha madurado todo lo necesario en el control del equilibrio. Al estar en un movimiento incontrolado, el menor pierde la referencia visual y se produce una controversia entre lo que ve y lo el movimiento. Entonces pueden tener lugar los dichosos mareos, sudores fríos, náuseas o vómitos. Te contamos cómo evitar que se produzcan.
Si solo hablásemos de evitar mareos, el mejor asiento para ello dentro de un coche es el que corresponde al copiloto, donde la visibilidad de la carretera es total. Pero como esto no es posible por la normativa de seguridad, el asiento en el que esto puede darse de forma similar es el que está en el centro, en la parte trasera del coche.
Suena ideal para un largo viaje en coche darle a tu hijo algo con lo que se entretenga, ya sea un cuaderno para dibujar, una tablet para jugar o ver dibujos, o un libro para leer. Pero la realidad es que si tu hijo es propenso a los mareos, todas estas actividades solo harán que aumentar las posibilidades de que se sienta mal en cuestión de minutos.
En la medida de lo posible, asegúrate de que el vehículo está fresco y bien ventilado. Puedes poner el aire acondicionado en un primer momento si ha cogido mucha temperatura, y luego combinarlo con las ventanas un poco abiertas para que circule el aire del exterior.
Planifica el viaje con tiempo para garantizar una conducción suave y, además, hacer paradas cada dos o tres horas como mucho. Así el niño podrá airearse, estirar las piernas, comer algo y pisar tierra firme y estable.
Ya que no puede distraerse dibujando o leyendo, dale conversación si notas que se empieza a marear. Una charla animada puede hacer que se olvide el incipiente mareo y se distraiga pensando en otras cosas.