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Cuando se produce un inicio temprano del desarrollo sexual, tanto en niños como en niñas, hablamos de una pubertad precoz. Aunque se trata de una etapa natural que a todos nos ocurre, cuando se desarrolla antes de tiempo puede tener consecuencias que como padres y madres debemos conocer. Así podremos entender mejor a nuestros hijos si pasan por esta situación y ofrecerles todo el apoyo y la ayuda que necesitan.
Cuando se produce una pubertad precoz se producen cambios en el físico muy evidentes que, para muchos niños, pueden resultar abrumadores. Los cambios pueden ir desde el crecimiento acelerado hasta el desarrollo de los senos en las niñas o el crecimiento del vello facial en los niños. También puede aparecer el acné o percibirse un aumento en la sudoración.
Sentir que el cuerpo cambia de manera acelerada y que no es algo que les ocurra a otros niños puede generar mucha inseguridad y suponer un desafío emocional. En ocasiones, puede afectar a su autoestima y dificultar las relaciones sociales. Además, los cambios y alteraciones hormonales a los que el niño se enfrenta le dificultan aún más encontrar la estabilidad emocional. Pueden cambiar de estado de ánimo con rapidez y muy a menudo, viviendo todo con mucha intensidad y sin las herramientas necesarias para gestionar todo lo que les está pasando.
La pubertad precoz también supone un impacto en la vida escolar del niño. Los cambios físicos y emocionales pueden ser desbordantes y dificultarle la atención y concentración necesaria cuando está en clase. Pero no todo se limita al aspecto académico, ya que en ocasiones estos niños son objeto de burlas por parte de sus compañeros, lo que lo hace todo, evidentemente, mucho más difícil. La coordinación entre los padres y el centro escolar, en todos los sentidos, es muy importante para superar este momento con éxito.
Es necesario acudir al médico cuando se detecta una pubertad precoz, ya que puede transcurrir con total normalidad, pero también puede afectar a la salud del niño. El médico evaluará las posibles causas del desarrollo precoz y podrá valorar si es necesario acudir a un especialista que mitigue con tratamiento las consecuencias físicas y emocionales asociadas.
Los niños que experimentan la pubertad precoz necesitan un apoyo emocional y psicológico adecuado por parte de sus padres y cuidadores. Esto quiere decir que es crucial que tengan un espacio seguro en el que puedan expresar sus preocupaciones y emociones, y donde reciban ayuda para afrontar de manera saludable esta etapa de su vida.