Durante el verano es habitual que bebés y niños presenten, a causa del calor, granitos en la piel conocidos como sudamina. Esta sarpullido, también llamado miliaria, es una alteración de la piel sin gravedad. Te contamos por qué aparecen estos granitos, cómo tratarlos y cómo identificarlos para no confundirlos con otros tipos de sarpullido provocados por enfermedades que sí requieren la asisitencia del pediatra.
Cuando los bebés y niños sudan, y este sudor queda retenido en la piel, se obstruyen las glándulas sudoríparas. Entonces aparecen pequeños granitos de color rojo que, en ocasiones, pueden derivar en ampollas. El sarpullido puede aparecer concetrado en una zona del cuerpo, como la cara, que es lo más habitual, pero también en otras zonas como los brazos, los muslos o la zona del pañal. Aunque no son preocupantes, si pueden ser molestos para el niño, causando picores debidos a la inflamación de la piel.
Como te decimos, la sudamina no es grave, pero sí es conveniente saber reconocerla por si el pequeño presenta granitos causados enfermedades como la varicela o la escarlatina. De entrada, estos granitos suelen desaparecer solos en un par de días, aunque si el calor y la humedad siguen afectando al niño pueden volver a aparecer.
Lo más destacado para no confundirlos con los causados por otras enfermedades es que, al no tratarse de una infección, el niño no presenta fiebre. Los menores de dos años son los más propensos a padecer sudamina y no es necesario encontrarse en un clima cálido para que se produzca la combinación de calor y sudor en alguna zona de su piel.
La sudamina no se cura con lociones ni cremas de ningún tipo. Suele desaparecer sola, dejando en ocasiones una pequeña costra donde estaban los granitos. Para ayudar a que esto ocurra, estas son las recomendaciones que debes seguir: