La preeclampsia es una de las complicaciones más graves del embarazo, ya que puede causar un parto prematuro y/o la muerte materna. Pueden padecerla una de cada 25 mujeres gestantes y está causada por una subida en pico de la presión arterial que resulta muy peligrosa. Debido a su gravedad, investigadores de la Universidad Laval (Canadá), han desarrollado una nueva prueba para detectar preeclampsia en mujeres embarazadas que permite identificar quiénes tienen más riesgo de sufrirla.
Aunque puede comenzar en las primeras semanas de embarazo, no se hace visible hasta después de la semana 20. Se suele detectar en controles prenatales y, según la gravedad, se planifica adelantar el parto, además de tratar a la madre con la medicación adecuada y realizar un riguroso seguimiento.
La preeclampsia puede detectarse de diferentes maneras, siendo la más habitual la subida repentina de la tensión arterial, aunque también hay otros síntomas:
Aunque cualquier mujer embarazada puede sufrir preeclampsia, hay factores de riesgo a los que es conveniente prestar atención. Los principales, y que aumentan las posibilidades de padecerla, son la hipertensión crónica, tener antecedentes familiares de preeclampsia, enfermedad renal crónica, diabetes tipo 2 o lupus. También son factores de riesgo, aunque en menor medida, que se trate del primer embarazo, obesidad, embarazo por fecundación in vitro (FIV) o ser de raza negra.
Los investigadores canadienses que han investigado la forma de detectar de manera precoz la preeclampsia han realizado un estudio en 7.000 mujeres, con la intención de evaluar el riesgo real de manera individual, y no siguiendo patrones generales. El doctor Emmanuel Bujold es profesor de obstetricia y ginecología de la universidad canadiense y el autor del estudio. Junto a su equipo, han encontrado un algoritmo que permite detectar con certeza más del 65% de los casos de preeclampsia con el embarazo avanzado, y casi el 80% en los primeros meses de gestación.
Para obtener estos altos porcentajes, emplean una combinación de los antecedentes maternos, con ecografías y pruebas de biomarcadores sanguíneos. Ahora, el principal problema al que se enfrentan es conseguir que el algoritmo se traslade a una prueba accesible que pueda realizarse de manera rutinaria que pueda realizarse a las mujeres embarazadas sin ningún tipo de discriminación.