En muchas familias supone un gran reto conseguir una buena comunicación con los hijos. Aunque parezca que hablar con confianza en casa es lo habitual, a veces sentimos que nuestros hijos, sean niños o adolescentes, no nos cuentan las cosas que son importantes para ellos. Si por mucho que lo intentes, no consigues que tu hijo te cuente lo que le preocupa, tenemos los mejores consejos para revertir esa situación.
La inercia del día a día nos lleva a menudo a hablar solo de lo más práctico y no encontramos el hueco para generar una buena conversación. Pero con ciertas estrategias, podrás aprovechar esas charlas triviales para que se transformen en esas conversaciones que tanto bien hacen a toda la familia, especialmente a los niños.
Cuando se consigue tener conversaciones significativas se afianza el vínculo entre padres e hijos, además de ofrecer beneficios que no podemos pasar por alto. Desarrollar la confianza para hablar de lo que les preocupa puede prevenir problemas de comportamientos en los niños y, algo muy importante, reducir de manera significativa el estrés y la ansiedad.
Al expresar en voz alta lo que sienten y piensan, los niños desarrollan habilidades como la empatía, la confianza, la autoestima y la creatividad. Cada vez que sienten que pueden expresarse en un entorno seguro, estas habilidades se afianzan. Así que toma nota de estos consejos y se verá beneficiada toda la familia.
La idea es empezar una conversación, no preguntarle directamente cómo está o que le preocupa. Una buena de conseguirlo es contarle tú cómo te ha ido el día, alguna anécdota interesante, algo que te haya gustado, lo peor que te haya pasado… Empieza de manera casual y veras qué pronto quiere unirse a la conversación y contarte algo de su día.
Sabemos que el día a día es complicado en muchas ocasiones y es posible que tu hijo decida contarte algo en el peor momento, cuando estás ocupada con algo importante, cuando quieres que se duche o vaya a la cama… Aunque te venga mal, esos momentos son cruciales porque tu hijo está comunicándose de manera espontánea y es esencial que se sienta escuchado, así que exprímelos.
Puede que todo lo que te cuente no te parezca importante, pero es muy importante que le prestes atención y logres crear una atmósfera de confianza para que te convierta en su confidente siempre que lo necesite. Si sabe que puede hablar contigo, el día que le preocupe algo también acudirá a ti porque se sentirá escuchado.
Es más común de lo que piensas que los adultos le resten importancia a cosas que para los niños son muy importantes. Si le dices que no es para tanto lo que te está contando sentirá que no le entiendes y corres el riesgo de que deje de hablarte de sus asuntos. Si para tu hijo es importante, no tengas ninguna duda de que debes tomártelo en serio, porque lo que a ti te parece algo pequeño para él puede ser un problema enorme.
Es lógico que todo lo que te cuente tu hijo no te parezca bien. Es probable que algunas cosas te causen enfado o te escandalicen porque te pillan por sorpresa. Pero debes evitar reaccionar con enfados, riñas o castigos. Esto no quiere decir que no le des tu opinión sincera acerca de lo que te ha contado, solo se trata de evitar que tenga miedo a tus represalias, porque si es así buscará a otra persona para contarle lo que le preocupa.
Cuando quieras saber cómo está tu hijo te recomendamos que evites hacerle preguntas cuya respuesta sea “sí” o “no”. Con ese tipo de preguntas no conseguirás saber todo lo que te preocupa y, sobre todo, no dan pie a que se produzca una conversación. Es mejor que le hagas preguntas amplias que le permitan hablar de él, pero tampoco demasiado para que sepa qué contestar.
Parece obvio, sobre todo teniendo en cuenta todo lo anterior, que presionar a tu hijo para que te cuente lo que te preocupa no es una buena idea. Pero en ocasiones nuestra preocupación nos pone en un estado de alarma que, sin querer, le transmitimos al niño y llegamos a insistir más de la cuenta para que nos hable. Cuando tu hijo te ve preocupada, su preocupación aumenta y puede llegar a bloquearse, evitando cualquier conversación. Así que antes de abordar un tema que te preocupe, respira hondo y revisa todos los consejos anteriores para conseguir establecer esa comunicación sincera y relajada que estás buscando.
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