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Cuando son pequeños, muchos niños pueden desarrollar alguna alergia. Esta puede ser a distintos alimentos o a algunos de los factores que le rodean. Por eso, será muy importante estar atento a la salud del pequeño y observar en qué momento su salud empeora. Una de las alergias más comunes es a los frutos secos, siendo especialmente habitual en aquellos niños entre los tres o cuatro años de edad. Eso sí, los síntomas asociados que pueden presentarse llegan a ser muy severos. Por eso, será muy importante reconocerlos de inmediato para que se realice un diagnóstico precoz, ya que este tipo de alergia es una de las causas más comunes de asfixias alimentarias.
Los frutos secos son un grupo de semillas de plantas de grupos botánicos diversos que suelen comerse de forma desecada. Además, es muy común que se presenten varias alergias, no solamente a un tipo de fruto seco, sino a varios. Es más, una de las características de los frutos secos es su elevada alergenicidad y su estabilidad frente a los cambios de temperatura, como el calor y los procesos digestivos. Por eso, las reacciones suelen ser intensas e inmediatas.
Será muy importante conocer que este tipo de alergias no solamente hace referencia a los frutos secos, sino que también puede afectar a la ingesta de semillas, como la de lino, sésamo, chia, calabaza y girasol, así como al cacahuete, que es una leguminosa. Por tanto, los frutos secos que más alergia suelen producir dependerán de la zona geográfica donde nos encontremos y de cómo es nuestra dieta y las costumbres de nuestro país o familia.
Pero, ¿qué ocurre en una alergia a los frutos secos? Nuestro sistema inmunitario se encarga de combatir las infecciones, pero, cuando la persona tiene alergia a este tipo de alimento, el cuerpo reaccionará de forma desproporcionada a las proteínas de los frutos secos. Por tanto, si esa persona consume algo que tiene este tipo de alimento, su cuerpo interpretará que estas proteínas son invasores nocivos y responderá esforzándose en combatirlos. Así, se producirá la reacción alérgica.
Cuando una persona, que tenga alergia a los frutos secos, come algún plato que contiene este alimento, su cuerpo liberará unas sustancias químicas como la histamina. Y puede causar diversos síntomas, como la respiración sibilante, dificultad para respirar, tos, estornudos, ronquera, opresión de garganta, dolor de estómago, vómitos, diarrea, ojos hinchados, urticaria, inflamación, una bajada de la tensión arterial, mareas y desmayos, así como ansiedad o la sensación de que está ocurriendo algo que no se puede controlar.
Las reacciones a los alimentos, como a los cacahuetes o a los frutos secos con cáscara, puede variar mucho y, por eso, cada persona podrá reaccionar de manera diferente en momentos diferentes de su vida. En los casos más graves, esta alergia puede causar anafilaxia, una reacción alérgica súbita y de riesgo vital. Así, la tensión arterial podrá bajar considerablemente, se estrecharán las vías respiratorias y, también, se podrá inflamar la lengua. Las personas que presenten este tipo de reacciones tendrán que tener mucho cuidado y, también, un plan de acción para responder en caso de emergencia.
Si acudes a la consulta del médico pensando que tu hijo tiene algún tipo de alergia, lo más probable que este te derive al especialista u alergólogo. Este te hará preguntas sobre cuáles son los síntomas que ha tenido el pequeño y sobre el tiempo que transcurre entre que toma el alimento y aparecen los síntomas. También, te preguntará si existe otro miembro en tu familia que tenga alergias u otras afecciones relacionadas con la alergia, como el eccema o el asma. También, es muy probable que el alergólogo realice una prueba cutánea, que será una forma de comprobar cómo cambia tu cuerpo a cantidades muy reducidas del fruto seco que te provoca la alergia.
Las pruebas cutáneas son las mejores para detectar las alergias alimentarias, pero, en el caso de que el médico necesite más información, probablemente pedirá un análisis de sangre. Respecto al tratamiento, lo cierto es que no existe nada indicado para curar la alergia, pero sí que se podrán evitar y calmar sus síntomas. Lo recomendable será los antihistamínicos. Aún así, será extremadamente importante leer las etiquetas de todos los productos que se vayan a consumir, para que no nos llevemos ningún susto.