Ana Morgade comunicaba el pasado 16 de marzo que había dado a luz a su primera hija con el músico Pablo Martín Jones. Lo hacía, como no, tirando de su gran sentido del humor: “¿Alguien se ha sacado un humano del pepe? Alguien lo ha hecho”. La larga espera había llegado a su fin y la pareja ya podía disfrutar de la pequeña Martina en casa para adentrarse de lleno en el mundo de la maternidad. Si hace unos días era la actriz María Castro la que expresaba que estaba “agotada” al estar pasando muchas noches en vela con su segunda hija, ahora es la presentadora quien ha lanzado una reflexión sobre lo duras que están siendo sus primeras semanas como madre primeriza.
La madrileña publicaba un selfie, en clave de humor, en el que aparece medio dormida en la cama y con uno de los dos ojos cerrados. “La hermosa experiencia de dar pecho cada 2 horas y media… He desarrollado habilidad para dormir como los tiburones: la mitad de mi cerebro descansa y la otra mitad sigue nadando”, bromeaba sobre la lactancia materna. En esta misma línea, Morgade reconocía en este mismo post que, desde que la niña llegó a su vida, está durmiendo “como la abuela en Nochevieja”, es decir, “sentadita y esnucada”.
Pese a estar noches enteras sin pegar ojo y admitir que dar el pecho “duele como un demonio” –algo de lo que está dispuesta a explayarse “otro día con el cerebro despierto entero”-, ha calificado como “precioso” su momento actual y que le hace admirar aún más a su madre, porque “ha pasado por esto cuatro veces”: “Me entretengo pensando en qué plaza se merece una estatua”, concluía con la misma gracia.
Al igual que durante el embarazo nos iba enseñando puntualmente cómo iba creciendo su tripa premamá o sus dudas premamás, la actriz hacía saber a sus seguidores cuáles eran sus sentimientos el día que acudió al hospital a tener a su niña junto a una foto de su primer gorrito, “el más bonito que va a llevar jamás”, que le hicieron en el Hospital Universitario de Torrejón, donde escogió tener a la pequeña.
“Te tratan como lo que eres: una mujer aterrada, pero consciente y activa […] Gracias por acompañarme en el camino más alucinante de mis 41 años de vida”, alababa el trabajo de los sanitarios: “En un momento en el que los límites de la vulnerabilidad están hechos añicos me sentí segura, comprendida, cuidada, acompañada y más valiente que nunca”, dejaba claro que se siente orgullosa con la sanidad pública de nuestro país.