La apnea del sueño es un desorden que llega a afectar al cinco por ciento de la población infantil y, especialmente, a aquellos niños entre los dos y los seis años. Esto hará que el sueño no se desarrolle con normalidad ya que se producen distintas interrupciones en la respiración que pueden durar unos segundos y que los padres puedan llegar a preocuparse por el estado de salud de su pequeño. Además, el bebé no descansará correctamente, por lo que podrá estar molesto durante todo el día.
Las consecuencias que la apnea del sueño puede tener en la salud del niño pueden ser preocupantes. Por eso, existe una urgente necesidad de promover aquellos tratamientos interdisciplinares para diagnosticar y para tratar de forma importante este desorden del sueño. Así, se busca dar solución a este problema que cada es más común y cada vez más preocupa a los adultos y, sobre todo, a los padres.
Se da en aquellos niños que presentan adenoides o amígdalas agrandadas. De esta manera, el flujo de aire se bloquea de forma parcial y la garganta se estrecha. Mientras que el bebé disfruta de su sueño, los músculos de la parte superior de la garganta se relajarán, los tejidos se cerrarán y esto provocará un bloqueo de las vías respiratorias. Así, se ocasionarán distintas pautas de respiración que se conocen como apneas.
El Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS), de forma común, se asocia con los ronquidos. Según los expertos, esta complicación tendrá consecuencias más graves, ya que cuando llega por la nariz, la respiración se producirá a través de la boca. Así, se verá alterado el desarrollo de la zona maxilofacial durante esa etapa de crecimiento. Por tanto, será muy importante saber identificar el problema y consultarlo con un especialista, ya que las consecuencias a largo plazo podrán ser preocupantes.
Los niños con SAOS suelen tener una cara muy característica, más alargada, con una mandíbula más pequeña de lo normal, paladar estrecho, mordida cruzada y los incisivos hacia delante. Además, suelen tener una cara visiblemente cansada, ya que no duermen bien. Así, los niños que sufren de apnea de sueño dejan de respirar entre diez y treinta segundos mientras duermen y hasta 400 veces por la noche, alterando la calidad del sueño. Además, al no poder dormir durante la noche, será muy frecuente que presenten cansancio diurno con déficit de atención, bajo rendimiento escolar y problemas de conducta.
Además, la apnea del sueño infantil no tratada puede producir un deterioro en el rendimiento intelectual, perjudicando al desarrollo de los niños. Aún así, los expertos estiman que puede suponer la pérdida de coeficiente intelectual de hasta quince puntos. Es por eso que será tan importante detectar y tratar de forma temprana la apnea del sueño infantil, con el único fin de evitar consecuencias graves en el desarrollo físico e intelectual de los más pequeños.
Pero, ¿cómo se diagnostica? Lo cierto es que suelen ser los padres los que dan la voz de alarma sobre lo que les está sucediendo a sus hijos, ya que observan que estos duermen de manera ininterrumpida y roncan mucho. Aún así es importante tener en cuenta que no todos los niños que roncan lo hacen porque tengan este tipo de problemas. También, puede deberse a vegetaciones o cualquier otra complicación. En el caso de que los progenitores no observen nada será el otorrino o el pediatra quienes diagnostiquen el problema, aunque también suele hacerlo en ortodoncista en la primera revisión de los seis años.
Como ya hemos comentado, la principal causa de la apnea será el aumento del tamaño de las amígdalas, por lo que una vez confirmado el diagnóstico y en función de la gravedad de los síntomas, el especialista podrá recomendar la extirpación de las amígdalas y de los adenoides para poder corregir el problema. Esta intervención se conoce como adenotonsilectomía y ayudará a normalizar los parámetros de respiración nocturna, además de contribuir a la mejora de los síntomas diurnos. Eso sí, este tipo de cirugía suele ser bastante eficaz y probablemente no corrige aquellos problemas dentofaciales asociados. Eso sí, será muy importante acudir con frecuencia a la consulta del pediatra, el odontopediatra y ortodoncista.