Aunque no es lo más normal, sí que es cierto que hay algunos bebés que nacen con dientes. En realidad, la mayoría de ellos nacen con los brotes de los dientes, pero estos todavía no se asoman a través de la encía hasta que no pasan unos seis meses después del nacimiento. Sin embargo, sí que es cierto que hay bebés que nacen con una parte o toda del diente que ha quedado erupcionada antes del tiempo recomendado.
A estos se les denomina como dientes natales y a aquellos que salen dentro del primer mes de vida se denominan dientes neonatales. Eso sí, aunque hemos comentado que los dientes suelen salir sobre los seis meses, no hay ninguna regla escrita sobre que salgan en ese momento determinado. Así, la mayoría de dientes suelen aparecer entre los seis y los ocho meses, aunque también será normal que aparezcan antes o después.
Los dientes natales suelen ser más frecuentes en niñas que en niños y suelen ser los incisivos centrales inferiores los que antes aparecen. Además, podrán salir uno o dos a la vez y, a pesar de que su prevalencia es baja, será más frecuente ver dientes natales que dientes neonatales. Como ya hemos comentado no será algo común, pero sí que puede ser una realidad. Lo primero que debemos saber es que los dientes del bebé comienzan a formarse en el útero materno.
Por eso, a las pocas semanas de embarazo, se formará una sustancia básica de los dientes de leche y, más adelante, alrededor de los tres o cuatro meses de gestación, se empezará a formar el tejido duro que rodea los dientes. Normalmente, estos dientes se acaban de formar y comienzan a erupcionar a lo largo del primer año de vida. Sin embargo, su posicionamiento superficial del germen dental en desarrollo puede provocar que el primero o los primeros dientes aparezcan antes de tiempo.
La aparición de los dientes natales y neonatales suele estar asociada a factores más hereditarios, pero pueden aparecer también sin tener antecedentes. Esto se solía vincular a falta de vitaminas de la madre, a estados febriles y otros trastornos, pero no se ha logrado establecer ninguna relación entre la causa y efecto en ninguna de las veces. Por eso, todo dependerá de la genética y de la situación de cada pequeño. También, la aparición de estos dientes puede darse por una manifestación localizada de un síndrome, anomalías como paladar o labio hendido o factores ambientales.
Así, habrá niños a los que habrá que hacer un seguimiento médico más minucioso. Por tanto, los dientes natales serán dientes que han erupcionado de forma prematura, por lo que pueden no tener la apariencia de un diente normal o que la tengan, pero que no se haya desarrollado del todo su raíz. Además, al no tener esa estructura radicular del todo desarrolladas, los dientes no estarán fijados a la encía, por lo que podrán moverse.
Cuando su grado de movilidad es considerable tendremos la posibilidad de extraer el diente por riesgo de que el bebé pudiera aspirarlo, aunque sí que es cierto que no se ha registrado ningún caso de este tipo. Sí que es cierto que los dientes natales pueden causar ulceraciones en la lengua del bebé provocando que rechace el pecho materno. Aunque sí que es cierto que la ulceración podrá ser más un mito que una realidad, ya que, al amamantarse, los pequeños colocan la lengua alrededor del pezón, por lo que los dientes no entrarán nunca en contacto.
Es por eso que, en la mayoría de casos, no habrá que hacer nada al respecto, a no ser que se produzcan problemas para alimentarse o causarle lesiones en la boca. Los niños que han nacido con dientes suelen tener una tendencia más precoz de los dientes de leche y, además, comenzarán a cambiar los dientes antes de lo normal. Sí que es cierto que, durante mucho tiempo, se atribuyó este hecho a una infinidad de significados sociales. Así, se creía que esos niños eran bendecidos por Dios o magos. También, en otros países creían que estas personas eran monstruos. Ahora, con el avance la ciencia, todo ha cambiado.