Durante el embarazo será muy importante cuidar la alimentación. Por eso, habrá ciertos alimentos que serán muy recomendables para salud del pequeño y para la madre. Así, uno de los que más se adaptan a las necesidades del cuerpo durante la gestación son los frutos secos. Se trata de una buena fuente de energía y vitaminas. En caso de las embarazadas será recomendable su consumo, aunque será muy importante saber por qué son una buena opción.
Los frutos secos son un producto perfecto para combinar en tu día a día. Además, se podrán tomar como un tentempié, para reemplazar los antojos del embarazo o para enriquecer todas tus recetas. Además, debemos destacar su gran valor nutricional, ya que son una gran fuente de energía, magnesio, fibra, calcio y potasio. También, ayudarán a prevenir alguna de las molestias propias del embarazo, como son las terribles náuseas. Pero, ¿cuáles son sus beneficios reales?
Con la ingesta de los frutos secos podrás evitar las náuseas propias del embarazo, combatir el sueño y el cansancio, así como el estreñimiento. Además, gracias a algunos productos, como pueden ser las nueces, evitarás la fatiga y obtendrás una gran dosis de energía, además de Omega-3. En el caso de que te encuentres en el primer trimestre de embarazo, uno de los más complicados, será muy importante tener al lado siempre un poco de almendras, que evitarán los mareos y las náuseas típicas de esas primeras semanas de gestación.
De la misma forma, los frutos secos poseen un alto contenido de ácido fólico que ayudará a prevenir los defectos del tubo neural del bebé. En el caso de que te decantes por los cacahuetes obtendrás el ácido fólico en el embarazo de una forma más natural. Además, los frutos secos fortalecen los huesos con el calcio, el potasio y el fósforo y, sobre todo, en el caso de las avellanas. De esta manera, el dolor de la pelvis y de la cadera, en esos meses de gestación, se podrá ver considerablemente reducido.
Para cumplir con los antojos de embarazo, una buena opción serán los pistachos. De esta forma podrás reducir la retención de líquidos y, además, te sentirás más satisfecha. Tomar los frutos secos, tanto solos como acompañados, será una buena manera de reducir las posibilidades de padecer alguna enfermedad cardiovascular. También, la mayoría de frutos secos tienen grandes propiedades antioxidantes, haciendo que tu piel se encuentre más sana e hidratada.
Tomarlos de forma regular puede reducir las posibilidades de que el bebé padezca algún tipo de alergia o enfermedades respiratorias, como puede ser el asma. Por eso, incluir en la dieta las avellanas, las nueces, pistachos, cacahuetes o piñones será fundamental para gozar de una buena salud y energía. Además, los frutos secos no tienen colesterol, son pobres en ácidos grasos saturados y ricos en ácidos grasos insaturados.
Los frutos secos con más vitaminas son las almendras, nueces, pistachos, los cacahuetes y los anacardos. Todos ellos contienen distintas sustancias que serán muy beneficiosas para el desarrollo y el crecimiento del feto, entre las que podemos destacar el fósforo, el magnesio y el potasio, que serán ideales para la absorción de calcio, para ayudar al sistema nervioso y para combatir esos calambres más molestos. Además, algunos frutos secos contienen Omega-3 fundamental para la protección contra enfermedades del corazón.
Pero, ¿cuáles son los frutos secos más recomendables? Las nueces son contenedores importantes de Omega-3 y contribuyen a apoyar el buen funcionamiento del sistema inmune. Además, los cacahuetes son unos excelentes antioxidantes y protegen contra el envejecimiento celular. Por su parte, las almendras ayudarán a mantener los triglicéridos. Por tanto, una mujer embarazada podrá consumir una gran variedad de frutos secos, a pesar de que será muy importante no excederse con las calorías.
Lo más importante será elegir bien el fruto seco y decantarse por aquellos que tienen una envoltura completa, como las nueces o los cacahuetes. El riesgo a la toxoplasmosis siempre puede estar presente y, por tanto, habrá que tener cierto cuidado. Para estar más tranquila, lo más recomendable será lavar los frutos secos con abundante agua y, luego, retirar con cuidado la cáscara.