El chupete será una de las formas más fáciles para calmar al bebé y, por ejemplo, que deje de llorar. Por eso, son muchos los padres que recurren a esta técnica, que, además, también les calmará el dolor de la dentición. Pero, en los últimos tiempos, parece que el uso del chupete no es del todo recomendado, ya que podría interferir en el crecimiento de los dientes del pequeño. Por tanto, en el mundo de la maternidad nos podemos encontrar con una infinidad de opiniones y con aquellos padres que están totalmente en contra o que, por el contrario, están encantados de que sus hijos lleven chupete y lo ven como un ‘must’.
El chupete se ha considerado durante mucho tiempo como un elemento facilitador, ya que resuelve, a corto plazo, las situaciones incómodas o dolorosas para el pequeño. Eso sí, habrá muchos bebés que ni lo pidan ni estén contentos cuando tienen el chupete en su boca. Y es que realmente lo que calma al bebé no es el chupete en sí, sino la sensación de succionar, que les aportará tranquilidad, seguridad y calma.
El chupete no será algo totalmente negativo, pero tampoco totalmente necesario. Por tanto, si has optado por dárselo a tu pequeño, lo mejor será que te hagas con una chupetera, que sí será imprescindible para que este no se pierda y para tener siempre a mano uno de repuesto. Por el contrario, si has decidido que tu pequeño no haga uso de este producto, lo mejor será que busques otras alternativas para calmar sus llantos. Por ejemplo, podréis proponer una actividad lúdica para animar al pequeño. También, se podrá intentar cambiar ese chupete por algún muñeco o trapo con nuestro olor o fragancia. Además, ten en cuenta que muchos neonatos cuando piden el chupete, en realidad lo que quieren es succionar el pecho de la madre, que será irremplazable.
La mayoría de pediatras están de acuerdo en que no está recomendado ofrecer el chupete antes de que la lactancia materna esté instaurada, si así lo decide la madre. Esto será normalmente a partir del primer mes de vida, ya que, tanto a nivel de producción como de posición, el chupete podrá interferir en el proceso. En el caso de los recién nacidos que no vayan a tomar el pecho, sí se suele recomendar que use este producto, ya que reducirá las probabilidades de muerte súbita del lactante. En la lactancia a demanda habrá que evitar darle al niño el chupete para acortar las tomas o porque llora mucho.
Sí es cierto que si el chupete se mantuviera durante muchos años podría deformar el paladar del pequeño, retrasar el habla o incluso aumentar la dificultad para alimentarse. El chupete tiene muchos detractores que defienden la idea de que este deformará los dientes y de que será algo a lo que los niños se acostumbrarán y hará muy difícil el momento de quitarlo definitivamente, aunque el riesgo de que cualquiera de estos puntos se den se verá reducido si se usa de forma puntual.
No habrá un momento determinado para retirar el chupete, pero sí que podréis seguir diversas pautas que os ayudarán a tomar esta decisión. Es muy importante identificar el momento emocional y madurativo en el que se encuentra el pequeño para, así, poder hacerlo de forma adecuada. Habrá que evitar quitar el chupete si coincide con otros momentos importantes del niño, como la retirada del pañal o el comienzo en la escuela. Una muy buena opción será llegar a un acuerdo para dejar el chupete en momentos determinados del día, pero, eso sí, priorizando siempre momentos de afectos para cuando él se sienta mal. Lo mejor será tener cierta paciencia, ofrecerle alguna alternativa, apoyo emocional y tener claro que este va a ser un proceso gradual y que será complicado.
Una vez que ya hemos dado ese paso y hemos conseguido que el pequeño haya dicho ‘adiós’ al chupete habrá que buscar alguna alternativa para calmarle. Uno de los más usados es el método de Tracy Hogg, uno de los autores que hablan del sueño, y que recomienda tener unos rituales para dormir por la noche y hacer la siesta para que el niño reconozca que, después de sus rutinas, llega la hora de dormir.
Si vemos que el bebé está demasiado nervioso, lo mejor será mecerlo en nuestros brazos para ayudar a conciliar el sueño. También, habrá que envolverlo, tranquilizarlo, bloquear los estímulos visuales y no volver a esas rutinas que tantos problemas os han dado. Para los bebés que nunca han utilizado el chupete siempre está bien ayudarse con otros juguetes, con peluches o recurriendo a los brazos de los padres o familiares cercanos que puedan calmarles en los momentos de crisis.