Cuando estás embarazada de tu segundo hijo, una de las dudas que puedes es tener es cómo se tomará el pequeño la llegada del bebé. Lo cierto es que para él se producirá un cambio bastante brusco: pasará de ser la única persona que capta la atención de sus padres a tener que compartir sus momentos con otro niño. Y esto, en muchas ocasiones, no es nada fácil, aunque no todos los niños reaccionarán de la misma manera y al mismo tiempo, ya que esos celos podrán aparecer en un primer momento o, incluso, retrasarse hasta que ya son más mayores. Pero, ¿por qué se desarrollan esos celos y cómo pueden controlarse?
Los celos son una conducta que surge de las relaciones afectivas y sus motivos serán variados. Por ejemplo, un niño se considerará el centro de todo y, desde que nace, va a tener que competir con otras personas y con otros intereses para conseguir la atención adecuada. Así, desarrollan ciertos mecanismos como los llantos o los ruidos para llamar la atención. Por tanto, será lógico que empiecen a surgir celos entre los hermanos, incluso si son mellizos o gemelos, algo que no les eximirá de tener este sentimiento. Aunque eso sí, normalmente los celos del pequeño hacia el mayor serán más fuertes, ya que el mayor necesitará menos a sus padres al tener las habilidades más desarrolladas. Aunque también podrá ser al revés, sobre todo en los primeros meses de vida del bebé, que es cuando más atención requiere, o cuando uno de ellos todavía es muy pequeño.
“La llegada de un nuevo hermanito suele ser motivo de alegría en casa, pero en ocasiones puede resultar difícil la adaptación para los hermanos, ya que pierden ese espacio de atención y exclusividad que anteriormente les pertenecía”, explica Verónica Pérez Ruano, psicóloga y autora del libro Sobreviviendo a las rabietas. Acompañar las rabietas desde la psicología infantil respetuosa. También, dice, “será habitual que un niño se queje al separarse de su madre, por ejemplo, para ir al colegio, quedarse con alguien desconocido o porque ha llegado un nuevo hermanito y tiene que compartir su espacio privilegiado”.
Pero, ¿cómo se comportará un niño que tiene celos? El pequeño se sentirá intranquilo, asustado y enfado y podrá tomar distintas actitudes. Podrá imitar a su hermano y cambiar de ropa, de peinado… También, será muy posible que trate de desprestigiar a su 'adversario' y que no pierda ninguna ocasión para mostrar sus propios méritos. En ocasiones también podrá llegar al enfrentamiento verbal y físico, somatizar su angustia y su ira y desarrollar molestias que parezcan exageradas. Además, el niño podrá protagonizar rabietas, que llamarán la atención de sus progenitores.
Para evitar estos comportamientos habrá que tomar una serie de medidas desde el momento en que nos damos cuenta. Lo primero que tendremos que hacer será entender su punto de vista. La llegada de un hermano será emocionante, pero también cambiará vuestras vidas. “Para preparar la llegada de un bebé es recomendable ir anticipando los cambios que se producirán en casa, para que no sea una sorpresa desagradable el mismo día en que viene el hermanito”, apunta la psicóloga a este portal. Por tanto, “es importante hacerle partícipe de los preparativos y recordarle que él o ella seguirá siendo importante en casa, que le queremos mucho y que tenemos muchas ganas de compartir con él esta nueva etapa con un bebé en casa”.
Eso sí, una vez que esa alegría inicial haya finalizado podrá ser cuando empiece el bajón y no será fácil para los padres ocuparse de dos niños a la vez. “Que no se sienta desplazado es fundamental. Por ejemplo, podemos explicarle que el bebé dormirá en la habitación de mamá y papá, pero que si él por la noche quiere venir a dormir porque tiene miedo lo podrá seguir haciendo”, apostilla Verónica Pérez Ruano. También, será muy importante que los padres les pregunten a sus pequeños cómo se sienten y exteriorizar esos sentimientos. La comunicación será esencial y habrá que buscar la manera de remediar esa tensa relación.
Además, es vital darles cariño. Aunque eso sí, “pasar mucho tiempo con el niño no es lo mismo que estar presente, darle mirada, atención, estar realmente con él, sin distractores externos y por el placer de compartir tiempo”. Tendréis que tomar una actitud paciente y comprensiva y dejar que el pequeño se adapte a esa nueva decisión, que llevará un tiempo. Por eso, habrá que entender y esperar y, sobre todo, ser respetuosos y delicados sin comparar jamás a los hermanos, ya que “fomentaremos un clima de malestar y competitividad”, apunta la psicóloga.