Involucrar a nuestros hijos en las tareas del hogar es un gran paso para su autonomía, siempre que se haga de manera gradual y con tareas acordes a su edad. Recoger sus juguetes, poner la mesa o meter la ropa sucia en el cesto son algunas de las más habituales, y podemos irlas incorporando a sus hábitos diarios con paciencia y constancia.
Además de involucrarse en el cuidado de la casa en general, que sepan hacerlo con su propia habitación es muy beneficioso para ellos, y una de las tareas más importantes es saber hacer su cama solos. Pero, como en todo, hay que enseñarles y encontrar el momento adecuado. Por eso tenemos para ti estos tips para ayudar a tus hijos a hacer la cama y que se convierta en un hábito.
Mientras que recoger sus juguetes es algo que los niños pueden hacer a una edad temprana, entre los dos y tres años, para hacer la cama se recomienda esperar un poco más. No deberíamos enseñarles antes de los 4-5 años, y siempre dependiendo del desarrollo de cada niño, y hay expertos que aseguran que lo ideal es esperar a que cumplan 6 años. Es decir, observa a tu hijo para ver si está preparado para adquirir ese nuevo hábito, y ayúdale a conseguirlo con paciencia y con estos consejos que te damos a continuación.
Esto es tan sencillo como evidente. Si no hacéis vuestra cama, o siempre se encuentra la suya hecha como por arte de magia, le va a costar entender que de la noche a la mañana él tiene que hacer la suya. Por eso lo mejor es que, de manera natural, vea que las camas en casa se hacen cada mañana.
Cuéntale, sin entrar en tecnicismos, la importancia que tiene hacer la cama por la mañana, estirando bien las sábanas y ventilando la habitación, para que tenga un buen descanso por la noche. Las camas cuidan de nuestros sueños, y para eso tenemos que cuidarlas a ellas también.
Convierte hacer la cama en un juego en el que tú también participas, sobre todo al principio. Para convertirse en un buen hábito es mucho más eficaz comenzar por la diversión que por la obligación, así que deja que vuele vuestra imaginación.
Para estirar las sábanas y sacudirlas podéis imaginar que son el mar embravecido y sus olas, o un terremoto que sacude la tierra y la limpia para que esté perfecta cuando llegue la hora de dormir. Si tiene peluches sobre la cama, al colocarlos, cuéntale lo contentos que están de que la cama esté hecha, porque así podrán esperarle cómodamente a que vuelva del cole.
Si su cama está colocada en la habitación de tal manera que quedan huecos a ambos lados es más fácil que aprenda a hacerla solo. Si está pegada a la pared o tiene otro tipo de dificultad, deberás ayudarle durante un poco más de tiempo. Cada día enséñale algún truco para que pueda quedar bien hecha y hasta que pueda hacer lo mismo sin tu ayuda. Ya sabes: constancia, buen humor y paciencia es todo lo que necesitas para que en poco tiempo tu hijo se habitúe a hacer su cama solo.