Se acerca para muchos niños el comienzo de la guardería, un momento clave en su vida (y la de sus progenitores) que requiere de un proceso de adaptación para el que hay que estar preparado. El cambio que supone para el niño separarse del entorno familiar al que está acostumbrado desde que nació genera todo tipo de inseguridades, llantos, rabietas y enfados. Sabemos que en un periodo te tiempo mayor o menor, los niños se adaptan a su nueva rutina, y que aunque a veces lloren al dejarles, lo habitual es que dejen de hacerlo casi al tiempo que salimos por la puerta.
Lo que más nos gustaría es poder evitarles el mal rato, y aunque eso es difícil de garantizar, sí hay cosas que podemos hacer para que nuestro bebé se adapte a la guardería de forma rápida y fácil para él. Aquí tienes unos consejos para ayudarle a que así sea.
Muchas veces las vivencias del bebé nos quedan tan lejanas que empatizar con lo que le ocurre supone un esfuerzo por nuestra parte. En el caso del comienzo de la guardería es muy posible que el hecho de que para ti también suponga una separación se pueda acortar esta distancia.
Pero tu hijo, además, se enfrenta a un mundo desconocido con otros adultos y niños que posiblemente lloren como él. Entender esto te ayudará a gestionar lo mejor posible sus diferentes reacciones durante el proceso de adaptación a la guardería.
Si el bebé aparece de la noche a la mañana en una guardería, sin que nadie le haya preparado para ello, el cambio será tan brusco que la adaptación será, inevitablemente, difícil. Hay que comenzar a prepararle en casa unos días antes: cuéntale qué va a ir a un sitio nuevo, con otros niños con los que podrá jugar, y adultos (dile los nombres que ya conozcas) que cuidarán de él.
Puedes utilizar sus muñecos para hacer algún juego simbólico o leerle algún cuento que trate la llegada a la guardería. También es conveniente que adaptes lo más posible los horarios a los que tendrá cuando empiece el curso, porque si le va a tocar madrugar mucho de repente, el sueño no le ayudará a llevarlo mejor, sino todo lo contrario.
Una vez que sepas a cuál va a ir, procura ir con el bebé a verla antes de que tenga que ir a diario. Conocer el sitio juntos y ver a las personas que van a cuidar de él ayudará mucho a que cuando llegue el momento de la verdad todo sea más sencillo. Evidentemente no va a ser lo mismo quedarse allí sin ti, pero sabrá que tú conoces su nuevo espacio y que te gusta, y no hay nadie de quien se fíe más que de ti.
Por mucha pena que te dé saber que le vas a dejar en la guardería, es importante que no vea en ti preocupación por ello. Háblale siempre de manera positiva del nuevo sitio al que va a ir y transmítele mensajes optimistas. Del mismo modo, procura no sumarte a su malestar cuando le lleves por la mañana. Verte tranquila en todo momento le será de gran ayuda.
Es habitual pensar que si nos vamos sin que el niño se dé cuenta, mientras está distraído con algo, podremos evitarle la angustia por separarse de nosotros. Pero la realidad es bien distinta. Es muy importante que te despidas de él, con tranquilidad y una sonrisa, asegurándole que vas a ir a recogerle. De esta forma, aunque no quiera separarse de ti, en el fondo sabrá que irás a buscarle y lo comprobará a diario.
Cuando le recojas, también es importante que lo hagas con alegría y le preguntes qué tal ha pasado el día, qué cosas ha hecho, etc. Además, es recomendable que puedas pasar tiempo con él de calidad tras haber estado separados varias horas: os vendrá de maravilla a los dos.