La leche materna será el mejor alimento para el pequeño, así lo apunta la OMS y la Asociación Española de Pediatría. Muchas madres dan el pecho a sus hijos, pero otras muchas, por motivos de conciliación u otros problemas, deciden extraerse su leche y ofrecérsela al bebé en biberón. Así, podrán surgir distintas dudas de cómo extraerla y, sobre todo, cómo conservarla, ya que se trata de un alimento especialmente delicado, pero que será esencial para el desarrollo del bebé. La extracción se podrá realizar de forma manual o utilizando un sacaleches.
Para que la leche conserve todos sus nutrientes, se tendrá que hacer de una manera correcta y tener una higiene adecuada para garantizar que es segura para el bebé. Lo primero que habrá saber es que la leche materna recién extraída será mejor si es refrigerada.
Será más recomendable que la congelada, ya que será la leche recién extraída aquella que ofrezca mejores propiedades antibacterianas y, además, cuenta con niveles superiores de antioxidantes, vitaminas y grasa que la leche refrigerada o congelada.
Será recomendable usar recipientes aptos para el almacenaje y toda la leche deberá ser etiquetada antes de almacenarla, con la cantidad y la fecha de extracción y congelación. De esta manera, se deberá ir descongelando de la leche más antigua a la más nueva.
Respecto a cuánto tiempo puedes almacenarla, en el caso de que hayas extraído leche materna de forma limpia y segura, esta puede estar a temperatura ambiente, en el frigorífico o en el congelador. Tal y como apunta la Asociación Española de Pediatría (AEP), a temperatura ambiente, entre 15 y 25 grados, se conserva entre cuatro y seis horas. En el caso de que se refrigere entre 0 y 4 grados, se podrá conservar unos cinco días y la leche congelada a -18º o a una temperatura inferior puede aguantar en hasta seis meses.
Respecto a qué tipo de envase utilizar, la AEP recomienda utilizar siempre envases destinados para uso alimentario, como puede ser de cristal, de plástico duro o bolsas de plástico blando diseñadas para este uso. Además, para mantener la máxima higiene, lo mejor será no tocar el interior del recipiente en el que se almacena la leche para que no entren bacterias. El envase deberá cerrarse inmediatamente después de introducir la leche y se recomienda no llenarlo completamente.
Es muy importante saber que no será necesario sacarse toda la leche de una vez y tampoco será necesario mantener separadas las distintas cantidades que se vayan extrayendo a lo largo del día. Para conservarla en el frigorífico, habrá que enfriar la leche materna lo antes posible y almacenarla en la parte más fría del frigorífico. No es recomendable almacenarla en la puerta del frigorífico, ya que en esa zona la temperatura será menos constante.
Para almacenarla en el congelador será importante congelar la leche materna lo antes posible. También, habrá que comprobar que los recipientes de almacenamiento se puedan usar para el congelador y no llenar los biberones ni las bolsas más de tres cuartos de su capacidad. De la misma forma, tendrá que estar alejada de las paredes de los congeladores con función de autodescongelación.
No habrá que dejar que esta se descongele a temperatura ambiente, lo más recomendable será hacerlo en el frigorífico durante unas doce horas. También se podrá colocar el recipiente bajo un chorro de agua fría e ir dejando que el agua salga más caliente hasta que se descongele la leche o recurrir al baño María. Además, no será necesario calentarla, bastará con llevarla a temperatura ambiente, que es cómo sale de nuestro cuerpo.