La costra láctea hace referencia a un tipo específico de dermatitis seborreica infantil. Se trata de una dolencia inflamatoria en la piel que es muy común y que suele presentarse de forma precoz, prácticamente desde el nacimiento. Esta afecta, principalmente, al cuero cabelludo del recién nacido y puede extenderse al rostro, sobre todo a la zona del centro de la cara y los pliegues alrededor de la nariz, detrás de las orejas, en el cuello, el ombligo, las axilas o las ingles. Se trata de una erupción caracterizada por presentar manchas rojizas de borde bien definido que, además, aparecen cubiertas de una desescamación amarillento con aspecto grasiento.
Estas escamas no producen dolor ni picor, aunque pueden ser bastante complicadas de quitar. Aún así, la costra es benigna y suele desaparecer por sí sola. Como explica la Asociación Española de Pediatría (AEPED) no se sabe cuántos niños han padecido este tipo de dermatitis en sus primeros meses de vida.
Normalmente no hace falta acudir al médico por este tipo de complicación, por lo que los datos son escasos. Eso sí, afirman que supone un 13 por ciento de todas las patologías atendidas a menores de un año. Normalmente suele aparecer en la lactancia, entre la primera-segunda y la octava semana de vida. En algunos casos puede durar meses.
Sí que es cierto que no se conoce la causa exacta de la costra láctea. Aún así, los distintos estudios realizados han apuntado que puede deberse a que se produce un exceso de aceite -sebo-. Esto sucede debido a las glándulas sebáceas que hay en el cuero cabelludo del bebé. Otra posible causa podría ser un aumento de la población de algunos microorganismos que viven habitualmente en la piel, como un tipo de levadura llamada Malassezia. Otro factor que puede intervenir será la predisposición genética, aunque no existen todos los estudios suficientes para confirmar este extremo.
Algunos expertos atribuyen este tipo de dermatitis a un posible déficit enzimático transitorio en edades tempranas que, al corregirse espontáneamente, hace que esta desaparezca por sí sola. En cualquier caso, la costra láctea no es contagiosa ni peligrosa para la salud. Tampoco tiene origen alérgico ni la provoca la falta de higiene. Entre los síntomas más normales se encuentran: el enrojecimiento e inflamación leve de la piel y la aparición de escamas gruesas con costra, de color amarillo o blancuzco.
En casos más graves pueden extenderse hasta el cuello y el tronco, así como hasta a otras zonas de pliegues corporales como axilas, ombligo o ingles, y, especialmente, al área del pañal. Los bebés que son más mayores pueden llegar a rascarse, lo que provocará un empeoramiento de la situación de la dermatitis.
El pronóstico de la costra láctea suele ser bueno y esta podrá desaparecer en poco tiempo. Además de curarse por sí sola, se podrá utilizar algún tratamiento, que no será agresivo para el bebé. La Asociación Española de Pediatría (AEPED) da varios consejos para que esta desaparezca. Se podrá aliviar con el uso de corticoides tópicos de potencia moderada y que se apliquen sobre la zona afectada durante unos pocos días. Este puede ser muy efectivo, por lo que suele ser la primera opción para los especialistas.
También, os pueden recetar Queratolíticos, con el fin de diluir las escamas. Este tratamiento podrá aplicarse sobre la zona afectada en vaselina o, más bien, como una sustancia oleosa. Se debe dejar actuar durante una o dos horas y luego retirar de forma manual las escamas, que ya estarán reblandecidas. Después, se podrá aplicar una crema corticoide de potencia media.
Los champús con azufre también serán una buena opción, aunque el tratamiento tendrá que ser individualizado porque pueden llegar a irritar la piel del lactante. Los antifúngicos también podrán ser recetados y pueden utilizarse en crema o en champú, en función de la localización de las lesiones.
En los casos más graves, se podrá usar Corticoides por vía oral, además de corticoides tópicos, durante unos días. El aceite de borraja también será una buena opción, tal y como informa la AEPED. De la misma forma, se podrá aplicar lociones, geles o cremas con poca grasa que ayudarán a reducir el exceso de sebo y la inflamación. Esto disminuirá el enrojecimiento, calmará la piel y favorecerá que las escamas se despeguen. Para aplicar el tratamiento adecuadamente se tendrán que seguir una serie de pautas.
Lo primero será aplicar una pequeña cantidad sobre el cuero cabelludo del bebé. En el caso en el que la dermatitis se presente por la cara, también podrá aplicarse en el rostro. Luego, habrá que masajear suavemente la zona con los dedos. También, se podrá lavar con champú suave para bebés y aclarar bien, para que no queden restos del producto. Es muy importante evitar que los niños se rasquen, ya que así se reducirá el peligro de infección. En el caso de que suceda este extremo se podrá recetar antibióticos.