Cada vez es más normal que los padres decidan educar a sus hijos en el bilingüismo. Esto hará que los pequeños aprendan un idioma más al materno y que, más adelante, su desarrollo, tanto personal como social, sea más fácil y exitoso. Por tanto, un niño bilingüe será aquel que usa dos idiomas para comunicarse, en diferentes grados y con distintas competencias. Por tanto, este extra en educación permitirá a los más pequeños a socializarse de forma más fácil y, también, a aprender los distintos conocimientos sencillamente.
Por tanto, el bilingüismo se convertirá en toda una ventaja para los más pequeños, destacando la capacidad para dominar los idiomas al nivel de un nativo monolingüe o a un nivel bastante satisfactorio. También, estos niños desarrollarán una conciencia por el lenguaje y serán capaces de comprender más rápidamente que el idioma solamente es un medio y que existen distintas formas de transmitir ese mensaje. De la misma forma tendrán ciertas ventajas en el aprendizaje posterior de otros idiomas.
Además, los niños que reciben una educación multilingüe tienen la capacidad de pasar información de un idioma a otro, ya sea para ganar vocabulario o mejorar en la parte de gramática. También, estos pequeños tendrán una ventaja adicional en determinados empleos y, sobre todo, aquellos que tienen más proyección internacional. Otra de las ventajas de la que disfrutarán es que entienden mejor la diversidad cultural y son más abiertos a nuevas culturas y a diferentes pensamientos.
Además de las ventajas anteriormente mencionadas, sí que es cierto que este tipo de educación puede conllevar distintos inconvenientes o desventajas. Los niños que se enfrentan a una educación multilingüe corren el riesgo el riesgo de no alcanzar un nivel satisfactorio en ninguno de los idiomas y de enfrentarse a problemas en la educación formal. Además, cabe destacar que los niños que se crían bajo una educación bilingüe se tendrán que enfrentar a una sociedad monolingüe. Esto podrá afectar al pequeño de forma negativa y causarle un sentimiento de inferioridad.
Por tanto, viendo todas estas ventajas e inconvenientes, es muy posible que te hayas preguntado si es lo más adecuado educar a tu pequeño en una educación bilingüe. Sí que es cierto que existen muchos mitos que apuntan a que puede llegar a confundirlos y causarles algún tipo de retraso en el habla. Pero, frente a esta opinión, algunas investigaciones han apuntado que ocurre todo lo contrario; estos niños tendrán una capacidad para pensar más flexible y tienen más capacidad para resolver los problemas.
Respecto a aquellas teorías que apuntan un retraso en el habla, lo cierto es que esto no tendrá que ser así. Cuando aprendemos un idioma, se pasarán por las distintas etapas para lograr su adquisición. Un niño bilingüe no tiene por qué presentar algún retraso en el habla, aunque sí que es cierto que habrá diferencias entre él y un niño monolingüe a medida que atraviesa las distintas etapas. Eso sí, las alcanzarán de manera casi idéntica y simultánea. Además, dependerá de cada niño, independientemente de que sea bilingüe o no, ya que cada uno lleva su propio ritmo.
Mientras algunos dicen sus primeras palabras a los nueve meses, otros lo hacen a los catorce. Todo dependerá del stock de palabras, ya que, aunque tengan la misma cantidad de vocabulario, el niño bilingüe tendrá más repartido el número de palabras en los dos idiomas frente a otro que utiliza un único idioma. Por eso, puede haber cierto retraso en el aprendizaje del léxico, pero sobre los cuatro o cinco años suelen alcanzar la misma madurez verbal. Si te has planteado en hablar en más de un idioma al pequeño puedes pensar que este llegue a enfadarse.
Aunque esto dependerá de cada pequeño y de si se sienten frustrados o no. Puede ser que tengan una idea en su mente, que tengan el deseo de comunicarse, pero que no puedan hacerlo de forma efectiva. Lo mejor será no preocuparse en exceso, ya que estos momentos frustrantes pueden ser un aprendizaje. Por tanto, habrá que tener mucha paciencia y comprensión. Por tanto, enseñar a un niño monolingüe será complicado y tener a un niño bilingüe también puede convertirse en una tarea ardua. Lo más recomendable será darle su tiempo para que interiorice todos lo enseñado y esperar a que, con el paso de los años, lleguen a tener más conocimientos.