Tras el embarazo, muchas mujeres pueden sufrir lo que se conoce como hemorragia postparto. Se trata de un sangrado más intenso de lo normal que coincide justamente con el momento después del nacimiento del bebé. Son entre una y cinco mujeres de cada 100 las que sufren esta complicación. Además, será más probable que suceda en aquellos nacimientos por cesárea. Por lo general, suele ocurrir después de que se salga la placenta, aunque también puede darse más tarde.
La hemorragia se produce porque, al nacer el bebé, el útero se contrae y expulsa la placenta. Una vez que está expulsada, las contracciones ayudarán a presionar los vasos sanguíneos en la zona en la que estaba adherida. Si el útero no se contrae con la fuerza suficiente, los vasos sanguíneos sangran. También, es posible que se produzca este sangrado si quedan adheridos algunos fragmentos de la placenta.
Además, puede darse si se produce un desgarro en el cuello uterino o en los tejidos de la vagina, si hay un desgarro en los vasos sanguíneos del útero, si se produce sangrado en una zona o espacio de tejido oculto en la pelvis, si hay problemas de coagulación o si se tienen inconvenientes con la placenta. Sí que es cierto que habrá algunas mujeres que tengan más posibilidades de correr este riesgo, como aquellas que sufran un desprendimiento de placenta, de placenta previa, sobredistención del útero, embarazo múltiple, problemas con la presión arterial, infecciones, obesidad o uso de fórceps.
Dentro de los síntomas, nos podremos encontrar con un sangrado incontrolable, descenso de la presión arterial, aumento de la frecuencia cardiaca, así como disminución del recuento de glóbulos rojos e inflamación y dolor en la vagina y en las zonas cercanas. En algunas ocasiones, sí que se realiza un análisis de laboratorio para conocer el diagnóstico y su tratamiento. Así, para tratarlo, el especialista recetará un medicamento o masaje uterino, examinará el útero y otros tejidos de la pelvis, recomendará una laparotomía y una histerectomía.
Cada uno de los tratamientos dependerá de cómo se encuentre la madre y de su situación personal. En función de como esté la mujer, el especialista determinará qué tratamiento administrar.