Lactancia y cáncer de mama: dar el pecho tras padecer la enfermedad es posible y, además, beneficioso
La OMS recomienda la lactancia materna como forma exclusiva de alimentación de un bebé en sus primeros seis meses de vida.
Cuando esta coincide con un tratamiento para curar un cáncer de mama, o tras él, es normal preguntarse si la lactancia podrá llevarse a cabo.
El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres de todo el mundo, y aunque el mayor porcentaje de casos diagnosticados se da a partir de los 45 años, sigue afectando a un número importante de mujeres en edad fértil. Esto quiere decir que muchas mujeres son madres tras superar un cáncer de mama, o que lo han padecido estando ya embarazadas. Cuando el cáncer aparece durante el embarazo los tratamientos son seguros al 99% para el feto, pero las madres suelen preguntarse si dar el pecho a su bebé será conveniente y, sobre todo, seguro.
Los tratamientos médicos y las intervenciones quirúrgicas a los que se ven sometidas muchas mujeres para superar el cáncer despiertan todo tipo de inquietudes a la hora de pensar en la lactancia, ya que la mama puede verse afectada. Además, muchas se preguntan si serán capaces de producir leche y si esta será completamente segura y válida nutricionalmente para alimentar a su bebé.
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Dar el pecho sin riesgos
Cuando hablamos de posibles riesgos para la madre nos referimos a que la actividad hormonal que implica la lactancia pueda reactivar la aparición del cáncer. Los diferentes estudios realizados por la American Cancer Society concluyen que ni el embarazo ni la lactancia aumentan el riesgo de que reaparezca el cáncer de mama si el tratamiento ha sido completo y con un resultado positivo. Es más, los datos apuntan a que la lactancia puede reducir las posibilidades de que reaparezca la enfermedad.
En cuanto al bebé, pasadas unas semanas tras finalizar el tratamiento de quimioterapia, en el caso de que sea el que se aplique, se puede iniciar la lactancia sin ningún riesgo de toxicidad. Lo mismo ocurre con los tratamientos hormonales, tampoco afectan a la calidad y la seguridad de la leche si han concluido unas semanas antes de comenzar a amamantar.
Si la intención es comenzar la lactancia cuando aún se está siguiendo un tratamiento de tipo hormonal es necesario consultar antes con el médico, ya que algunos sí pasan a la leche directamente y pueden afectar al bebé.
La lactancia tras una mastectomía
El tratamiento para superar el cáncer de mama puede implicar una mastectomía, una intervención quirúrgica en la que se extrae todo el tejido mamario, incluyendo el pezón y la areola, además de algunos de los ganglios linfáticos de la axila. Cuando se realiza en un solo pecho, la mujer dispone de otro con el que puede realizar la lactancia y producir toda la leche que el bebé necesita.
Puede ocurrir que la leche de una mama no sea suficiente y haya que reforzar la alimentación, ya sea con leche de fórmula o a través de la donación de leche materna. Esto no debe desanimar a ninguna madre, ya que la necesidad de reforzar con otra leche puede darse sin que la mujer haya pasado por ningún cáncer, y siempre será bienvenida la leche materna aunque sea en poca cantidad.
En ocasiones se realiza una cirugía de conservación de la mama (tumoorectomía o cuadrantectomía) o se aplica un tratamiento de radiación que mantiene el pecho. En estos casos lo que suele ocurrir es que la mama tratada produce poca leche o ninguna. Pero la mama que no ha sido tratada, como hemos dicho, puede producir leche suficiente.
Beneficios de la lactancia tras el cáncer de mama
Para la madre, poder amamantar a su bebé es muy positivo, tanto para su recuperación tras el parto como desde el punto de vista psicológico. Superar una enfermedad grave y poder alimentar a su bebé es un logro enorme, sin lugar a dudas.
Además, se sabe que la lactancia refuerza el vínculo emocional entre la madre y el bebé. La cercanía física entre ambos puede resultar muy relajante tras los duros momentos vividos y regalarles momentos de gran satisfacción.
Por supuesto, ya sabemos que la recomendación de la OMS es alimentar a un recién nacido exclusivamente de leche materna durante los primeros 6 meses de vida para favorecer su salud y prevenir todo tipo de enfermedades. Y para la madre, además de favorecer la recuperación del parto puede ayudar a protegerla de una posible reaparición del cáncer.
Pero, aún con todo esto, la lactancia no debe suponer una presión para la madre, ya que no hay nada más importante que su recuperación. Eso es lo que le va permitir estar fuerte para cuidar de su pequeño, con el que va a poder crear un vínculo emocional a través del amor y del contacto físico aunque no se produzca la lactancia.
Por eso, si la lactancia no es posible o la madre no se siente con fuerzas para llevarla a cabo, lo último que debe sentirse es culpable. Lo único realmente importante es que pueda recuperarse por completo y estar junto a su pequeño.
Cuándo no es posible la lactancia
En ocasiones, el cáncer de mama impide la lactancia. Esto ocurre cuando es necesario realizar una doble mastectomía, ya que se extirpan las dos mamas.
Si el tratamiento con quimioterapia coincide con la lactancia, esta no puede llevarse a cabo, ya que los medicamentos utilizados son muy fuertes y pueden pasar a la leche materna, resultando muy dañinos para el bebé.
Cuando el tratamiento se realiza con radioterapia, va a depender del tipo que sea y de la zona tratada que se pueda llevar a cabo la lactancia, y será el médico el encargado de decidir si es adecuada o no .