En los últimos años, se ha abierto un debate sobre los deberes de los niños. Algunos padres piensan que las tareas que sus hijos tienen que realizar en casa son excesivas y que no les dejan tiempo para desarrollarse en otros aspectos y lo que es más importante: disfrutar de su infancia. Otros, sostienen que los deberes son fundamentales para el desarrollo de los menores y que un buen nivel educativo será clave para su futuro. Y más en un momento como en el que estamos viviendo; la cuarentena puede ser el principio para que las rutinas se vean afectadas o desaparezcan.
Respecto al apoyo escolar, este será siempre una buena idea para aquellos alumnos que anden más rezagados en alguna asignatura y puedan ponerse al día. Por tanto, los deberes escolares, alejándose de la parte más tradicional de la educación, serán importantes para una buena evolución del alumno, tanto en clase como en su vida personal y familiar.
Es cierto que muchos centros escolares han prohibido los deberes y otros los han reducido al máximo. Los detractores afirman que estas tareas quitan tiempo a los niños de primaria para dedicarlo a jugar y participar en actividades que desarrollen su creatividad. Pero, ¿qué pasaría si esos deberes cumplen también este objetivo?
Incorporar las tareas a su día a día les facilitará establecer una rutina y les proporcionará una serie de beneficios. Sí que es cierto que no se deberán introducir desde muy pequeños, por lo que la mejor edad será a partir de primaria, cuando los pequeños ya tengan ciertas inquietudes y sean capaces de concentrarse en casa.
Uno de los principales beneficios será la responsabilidad que les proporcionará hacer los deberes cada día. Así, aprenderán a organizarse mejor, a manejar el tiempo, a tomar sus propias decisiones y a ser capaces de resolver todos los problemas que encuentren. También, les ayudará a desarrollar buenos hábitos que podrán acompañarlos durante toda su vida, tanto en su etapa educativa como profesional. Estas tareas serán importantes a la hora de establecer un horario. Dependiendo de la edad que tengan y de sus actividades extraescolares aprenderán a programar bien sus tardes. Para ello, necesitarán la ayuda de sus padres, quienes podrán echarles una mano creando un horario.
Algunos expertos sugieren que las tareas se realicen después de llegar de la clase extraescolar y merendar, mientras que otros apuntan que lo mejor será que hacerlas cuanto antes. Aún así, el momento ideal lo irás descubriendo junto a tu hijo y sabrás cuándo estará más concentrado. Lo importante será conocerle bien y ser conscientes de los instantes en los que pueden estar receptivos para que puedan asimilar y llevar a cabo sus tareas.
Lo mejor será que crees un ambiente tranquilo y sin distracciones; asegúrate de que tu hijo tenga todo lo necesario para llevar a cabo sus deberes: desde lápices, borradores y reglas hasta tijeras, diccionarios y libros de consulta. Lo ideal es que cuenten con un lugar fijo donde estén cómodos.
Habrá meses en los que los deberes sean en menor cantidad. Aún así, el niño no tendrá que perder la costumbre. Aunque no tengan que entregar nada, estará bien si les animas a que lean, repasen, cocinen o hagan experimentos caseros. Será una manera diferente de aprender, además de divertida. Eso sí, mientras estén haciendo los deberes será muy importante no molestarles y, sobre todo, reducir el ambiente ruidoso de casa. Esto requerirá una gran involucración por parte de los padres, ya que así los niños mostrarán más interés en sus tareas del día a día.
Estos beneficios se constatan en un estudio, elaborado por grupos de investigación de las universidades A Coruña, Oviedo y Minho, y que concluyó que los deberes escolares favorecen a lograr "un mayor rendimiento". Aún así, advierte de la necesaria "proporcionalidad" en las tareas encomendadas y concede una mayor importancia a la "calidad" y al 'feedback' del profesor que a la cantidad y al tiempo dedicado a ellas.
Los resultados del 'Informe sobre los deberes escolares' se basan en su espina dorsal: la importancia de la calidad del proceso por encima del número de deberes. Así, se constata la importancia del contexto del alumno y del centro a la hora de determinar la conveniencia de las tareas. El estudio evidencia los beneficios de los deberes siempre que se planteen con proporcionalidad y calidad.
Además, también prueba que "es mejor hacer deberes que no hacerlos", dado que los beneficios que ofrecen son "mayores" para el rendimiento del alumnado que los perjuicios que puedan provocar y que, a su vez, se pueden corregir. Uno de los aspectos en los que incide este informe es la importancia de estas tareas para fomentar la autonomía del alumno. Y en este punto hacen referencia a los padres que intenten llevar a sus hijos “de la mano" en esta cuestión, que será "contraproducente" para el proceso de aprendizaje.