En España tenemos una fecha señalada en el calendario: el primer domingo de mayo. Este día tan especial se celebra el Día de la Madre, la jornada perfecta en la que se reconoce el trabajo de todas las mamás. Su origen es diverso, por eso este día no coincide en fecha con otros países.
Sabemos que los primeros datos que tenemos de esta celebración datan del Antiguo Egipto, cuando la diosa Isis, que fue denominada como ‘Gran diosa madre’, comenzó a ser alabada por toda la población. Esto también se llevó a cabo en la Antigua Grecia y la diosa Rea, quien era la madre de los dioses del Olimpo.
Con el tiempo, esta costumbre continuó en el Imperio Romano, donde se rendía culto a la diosa Cibeles en su templo, durante días y mediante ofrendas florales. En Europa, y sobre todo en España, se comenzó a honrar a la Virgen María, y no fue hasta 1854 cuando el Papa Pio IX estableciera esta celebración con la Inmaculada Concepción.
La reivindicación tuvo que esperar un poco más y no se produjo hasta principios del siglo XX. Fue en ese momento cuando dos mujeres irrumpieron en la esfera pública. Ellas eran Julia Ward Howe y Anna Reeves Jarvis. Esta última trabajaba como ama de casa y luchó para que estableciera como Día de la Madre el segundo domingo de mayo.
Por su parte, Julia organizó distintas manifestaciones y reivindicaciones pacíficas en Boston, donde participaron diversas madres de familia que fueron víctimas de la Guerra de Sucesión. Es por eso que propuso ese día como forma de reconciliación de ambas partes.
Mientras tanto, Anna Jarvis, desde Virginia, viendo el éxito de Howe, decidió organizar distintas reuniones de madres para discutir y poner en común temas de actualidad. La mujer siguió luchando por los derechos de las mujeres y comenzó una intensa campaña.
Unos años más tarde se produjo la declaración oficial de Woodrow y cada país fue adoptando este día de celebración, pero en distintas fechas. Lo cierto es que en nuestro país los primeros días de la madre datan de 1330 cuando las cofradías le rendían culto a la Virgen de la Inmaculada.
A partir de ese momento, se empezó a celebrar el 8 de diciembre. Eso sí, cuando se llevó a cabo la declaración oficial de Woodrow se cambió de fecha, para reconocer una y otra festividad. Así, fue en 1965 cuando se trasladó, definitivamente, al primer domingo de mayo.