Cuando los niños son pequeños es muy frecuente que tengan alguna complicación respecto a su dieta. Así, los pequeños podrán sufrir de estreñimiento o, también, de diarrea. Probablemente será difícil saber por qué se están produciendo estos cambios, pero lo más importante será que lleven una dieta sana y equilibrada. Si vemos que estas complicaciones se extienden en el tiempo será muy importante acudir a un especialista. Lo más probable será que el pediatra recomiende una dieta blanda, es decir, una dieta que no sea irritante para su estómago.
Su función será la de facilitar la digestión con la ingesta de alimentos más ligeros, que pueden ser fácilmente asimilados por su estómago. El tiempo que invertimos en hacer la digestión dependerá de los alimentos que se hayan ingerido en esas últimas horas. Las digestiones más rápidas, que suelen durar una hora, son aquellas compuestas por líquidos y alimentos de origen vegetal. En cambio, cuando se toman alimentos con más grasa, como puede ser la carne roja o de cordero, alimentos fritos o edulcorados, necesitaremos más de tres horas para integrar los nutrientes en el torrente sanguíneo.
Por tanto, una dieta blanda será aquella que, mecánicamente, químicamente, fisiológicamente y térmicamente no es irritante. Para reducir al máximo estos problemas de digestión, no solamente habrá que cuidar el tipo de alimentos que vayamos a dar a los niños, sino que también habrá que estar pendientes de su elaboración. Así, en la dieta blanda, los alimentos deben estar hervidos, cocidos al vapor, al horno o a la plancha. Además, deberemos aplicar poca cantidad de aceite para que no se haga más pesado.
En la preparación de las comidas para una dieta blanda habrá que excluir aquellos elementos que puedan ser más picantes, así como las especias. También, habrá que dejar de lado algunos postres, excepto los yogures. De la misma forma, habrá que acompañar todas las comidas con abundante líquido, exceptuando el café y el té negro, así como el chocolate y las bebidas gaseosas. Pero, ¿cuándo será recomendada este tipo de dieta?
Lo cierto es que la dieta blanda se prescribe, a menudo, en niños con problemas estomacales. Debido a que es una dieta de fácil asimilación, el estómago podrá recuperar, en pocos días, su estado natural. No obstante, también ayudará a aquellos pacientes que sufran de úlcera péptica, colitis ulcerosa, gastritis, colitis mucosa, estreñimiento, diarrea, diverticulitis o diverticulosis y en las enfermedades relacionadas con un mal funcionamiento de la vesícula biliar. También, suele indicarse tras una cirugía, a partir de que el paciente comienza a tolerar los líquidos.
Será muy importante que se produzca una reposición de líquidos para que el niño pueda recuperarse fácilmente. La mayoría de problemas estomacales de los pequeños están relacionados con los vómitos y los procesos diarreicos, que facilitan la pérdida de líquido y su posible peligro de deshidratación. Por tanto, será muy importante recuperar la pérdida de nutrientes y sales minerales, así como realizar una buena reposición hidrolítica.
Respecto a la fibra, cabe destacar que esta no tendrá que no genera ningún sobreesfuerzo ni tiene ningún efecto irritante sobre la mucosa del intestino, aunque algunos niños pueden presentar problemas de gases intestinales y vientre inflamado, por lo que será necesario modificar su esquema nutricional para evitar molestias. Así, los alimentos que estarán permitidos en una dieta blanda será la pechuga de pollo, el pescado a la plancha, arroz blanco, zanahoria cocida, manzana, jamón de york, plátanos y yogures.
De esta manera podrás combinar los distintos productos para hacer un menú ideal para tu niño, siempre siguiendo una dieta blanda. Por ejemplo, una buena idea será un puré de ternera con distintas hortalizas, puré de zanahoria y calabaza, arroz con calabaza, sopa de arroz, merluza al horno y pechuga de pollo al limón. Aún así, sí que es cierto que si se quiere recomendar esta dieta para aquellos niños que están sufriendo gastroenteritis deberán saber que, probablemente, el pequeño no tenga apetito. Por tanto, lo más importante será que el niño este bien hidratado, es decir, que ingiera muchos líquidos. Si se trata de un lactante, lo más recomendable será darle el pecho con más frecuencia.